Foto: Parroquia Nuestra Sra. de la salud
Hoy es lunes santo. El texto que tenemos
en la santa Misa es aquel pasaje de Juan 12, 1-11, cuarto evangelista, donde se
relata la visita de Jesús a sus amigos de Betania: María, Marta y Lázaro. Esto
ocurre seis días antes de celebrar la Pascua.
Jesús siempre que pasaba a
Jerusalén tenía el hábito de quedarse en Betania. Allí los amigos le recibían
con agrado. En aquella casa sencilla, pobre lo que sobraba era el cariño de parte
del huésped y de los anfitriones. Eran todos sencillos y generosos.
Volviendo al pasaje. Dice el
texto que Jesús se sentó a la mesa para la cena y María ungió al maestro con un
perfume muy caro. El costo del frasco era casi el pago de un año de trabajo de
un obrero agrícola. La cena. Jesús está cansado y se sienta a la mesa. Necesita
reponer energías. El perfume con que ha sido ungido inunda con su aroma toda la
casa y seguramente todo el barrio, puesto que era muy bueno.
¿Qué podemos aprender de este
pasaje bíblico? El valor de la amistad. Primero querer, para ser buenos amigos
puede faltar de todo, pero lo que debe sobrar es querer el bien y decir la
verdad al amigo. Segundo compartir, siempre tenemos gozos y dificultades;
algunas veces más grandes otras pequeñas, pero lo mejor es compartirlas, poner
juntos el hombro y todo se hace más llevadero. Tercero confiar, en la amistad
hay confianza. Jesús confía a sus amigos lo que tiene que padecer y también
dice la verdad al amigo -Judas- tratando de sacarle del error.
En estos días de la semana santa
y con la circunstancia que nos rodea hagamos que la amistad con Dios, con la
familia, colegas, vecinos y amigos sea más intensa sobre la base del bien y la
verdad. Demos una mano a quién más necesita. ¿Te propones ayudar a alguien a
llevar sus penurias?
Buen inicio de semana santa.
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