Reflexiones del
Papa Francisco sobre el evangelio del domingo
El Papa Francisco se ha asomado
hoy – XII Domingo del Tiempo Ordinario – desde el Balcón del Palacio Apostólico
para rezar junto a los fieles presentes en la Plaza y también con quienes
siguen la transmisión desde casa, el rezo mariano del Ángelus. Pero antes de la
oración, ha comentado el Evangelio del día en el que el Apóstol Mateo recoge la
invitación que Jesús dirige a sus discípulos a no tener miedo, a ser fuertes y
confiados ante los desafíos de la vida, advirtiéndoles de las adversidades que
les esperan: “El pasaje de hoy forma parte del discurso misionero con el que el
Maestro prepara a los Apóstoles para la primera experiencia de proclamar el
Reino de Dios, ha explicado el Papa, asegurando que "el miedo es uno de
los enemigos más feos de nuestra vida cristiana y Jesús exhorta no tener
miedo". Después, Francisco ha descrito las tres situaciones concretas a
las que se enfrentarán.
Primera situación: los que
quieren silenciar la Palabra de Dios
La primera situación a la que se
enfrentaron los Apóstoles y de la que advierte el Papa es “la hostilidad de los
que quieren silenciar la Palabra de Dios, edulcorándola o silenciando a los que
la anuncian” y explica que en este caso, “Jesús anima a los Apóstoles a
difundir el mensaje de salvación que les ha confiado”; mensaje – dice el Papa –
que hasta el momento Él lo había transmitido “con cautela, casi en secreto”.
Segunda situación: amenaza
física, persecución directa incluso hasta el punto de que los maten
La segunda dificultad con la que
se encontrarán los misioneros de Cristo es “la amenaza física en su contra, o
sea, la persecución directa de su pueblo, incluso hasta el punto de que los
maten” señala Francisco y exclama: ¡Cuántos cristianos son perseguidos aún hoy
en día en todo el mundo! Si sufren por el Evangelio y con amor, son los
mártires de nuestro día”.
Además, el Papa recuerda que a
estos discípulos de ayer y de hoy que sufren persecución, Jesús les recomienda:
«no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma». Es aquí
que el Papa reflexiona sobre esto, explicando que no hay que temer a los que
intentan extinguir el poder de la evangelización mediante la arrogancia y la
violencia, pues no pueden hacer nada contra el alma, es decir, contra la
comunión con Dios: “nadie puede quitársela a los discípulos, porque es un
regalo de Dios. El único temor que debe tener el discípulo es el de perder este
don divino, renunciando a vivir según el Evangelio y procurándose así la muerte
moral, efecto del pecado”.
Tercera situación: sentirse
abandonado por Dios
Por último, el Santo Padre cita
el tercer desafío al que los Apóstoles se enfrentaron: “el sentimiento de que
el mismo Dios los ha abandonado, permaneciendo distante y en silencio”.
Francisco asegura que Jesús, también en este caso, “nos exhorta a no tener
miedo, porque, aunque pasemos por estos y otros escollos, la vida de los
discípulos está firmemente en manos de Dios, que nos ama y nos cuida”. De hecho
– dice – “no es una simple exhortación a recuperar la fuerza y el coraje ante
las tribulaciones y los peligros. No. Es una certeza precisa que el Señor nos
invita a renovar nuestro viaje cada día y en todo momento”. Es por ello que
concluye con su invocación a María Santísima para que nos ayude “a no ceder
nunca al desánimo, sino a confiarnos siempre a Él y a su gracia, más poderosa
que el mal”.
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