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martes, 10 de marzo de 2020

La grandeza del servicio


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Foto: Aciprensa

No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo… (Mt 20, 17-28).

Jesús deja claro el estilo de vida que se quiera seguir. Por un lado, el camino del servicio, abierto y disponible o, por otro, las ambiciones exclusivamente humanas, individualistas, ciegas y cerradas. El camino de la fe es el camino de seguir e imitar a Cristo. Jesús es Dios y hombre perfecto. Nos ha precedido en todo, incluso en el tocar fondo con su muerte, sufrimiento y el mal siendo inocente.

Pero Jesús resucitó y venció el mal. El camino del servicio es para todos. Es más, el afán de servir es la más alta motivación y aquello que realmente llena el corazón humano.

Tenemos hermanos en la fe como los santos que dejaron toda motivación humana individual por algo común, un familiar en casa sea de la edad que sea y que es un libro abierto en la disponibilidad de servir y ayudar, los mártires que apostaron con sus vidas por servir a la verdad, la fe, la caridad y amor de sí mismos. Y muchas personas de muy buena voluntad.

Aquí algunos tips:
1.    Servir a los demás de modo ordenado y por amor a Dios es de almas grandes.
2.    Se ama con obras y detalles pequeños, no bastan las palabras.
3.    En el servicio podemos tener referentes pero el Principal es Cristo, el amor de Dios su fuerza.
4.    “Amar hasta que duela. Si duele es buena señal” dijo Madre Teresa de Calcuta.
5.    Para servir servir, no hay otra forma.

En estos días donde el miedo, el pánico y temor invade el corazón por las enfermedades puedes hacer un buen servicio con: la oración y confianza en el Señor, la preocupación por los demás, el estudio serio, serenidad, optimismo, la humildad de que no somos dueños del universo sino administradores y por la mirada de esperanza hacia el futuro. Hemos superado peores crisis y con escasos recursos ¿Por qué te angustias? Ánimo.

P. Arnaldo Alvarado
11 marzo 2020

martes, 3 de marzo de 2020

Cuando se ama se cree más


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Foto: Levante-EMV

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles: Esta generación es una generación perversa. Pide un signo… (Lc 11,29-32).

“Los signos y la sabiduría de Jesús están claros para quien quiera ver” (Biblia de Navarra,5, p.466). Seguramente si nosotros estábamos allí en medio de la gente hubiéramos dudado de quién teníamos delante. Pero no hace falta retroceder en el tiempo. Hay que aceptar que a veces endurecemos voluntariamente nuestro corazón y entendimiento para tomarnos en serio las palabras de Jesús porque nos resultan exigentes o al parecer chocan con nuestras aspiraciones. Para dar el paso decidido ¿Cuántas veces le pedimos signos y pruebas a Dios?

Recuerdo a un amigo que le gusta solucionar sus dificultades sacando al azar pasajes de la biblia. Casi siempre le ha funcionado, pero en una ocasión sacó el pasaje que decía: “dejándolo todo le siguió”. Mi amigo dijo: ahora veo que no funciona este método. Puede que también entre en nosotros la conveniencia, pero puedes rectificar.

¿Qué podemos hacer cuando nos percatamos que estamos cerrando puertas a quién únicamente quiere compartir con nosotros lo que nos pasa? Coger la llave de la humildad para aceptar que Cristo no quita nada, más bien lo da todo. ¿Sabes cuáles fueron las primeras palabras de Juan Pablo II como Papa?  Dijo: “No tengan miedo, abran las puertas de par en par a Cristo”.

Y si aquello que experimentas es positivo y maravilloso, agradece y reconoce que es un logro compartido. Si fuera algo muy difícil de entender también agradece y ten firmeza en sacar el mayor bien posible del mal que se puede estar tocando. Además, es oportunidad de crecer en personalidad, no te encuentras en la soledad.

¿Crees en las palabras, promesas y gestos de quienes amas? O con facilidad te asaltan las dudas. Un buen sabio dijo: “Para quien quiere creer tengo muchas razones, para el que no, ninguna”.

Cuando se ama se cree más.

P. Arnaldo Alvarado
3 marzo 2020

martes, 25 de febrero de 2020

Miércoles de ceniza: cuaresma

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Foto: El catolicismo

Hoy es miércoles de ceniza. Se llama así este día porque durante la santa misa tiene lugar el rito de la imposición de ceniza sobre la frente o cabeza con estas palabras: conviértete y cree en el evangelio o también recuerda que eres polvo y a polvo volverás. Con esta celebración de la fe se inicia el tiempo de cuaresma. Son los cuarenta días de preparación para celebrar la Pascua con Jesús.

La cuaresma se caracteriza por ser tiempo penitencial y de particular reflexión que lleva a la conversión de nuestro modo de pensar, querer y hacer. Diríamos que hoy inicias un viaje a tu interioridad con la luz de la fe y la fuerza del amor. Este es un tiempo propicio para cambios profundos en el corazón.

¿Cómo puedes vivir la cuaresma? Con la oración, la penitencia y la limosna. La oración es el encuentro personal con el Señor; en lo más profundo del corazón se entabla un diálogo con quién es la esencia del amor. Tú le comunicas tus cosas y Dios te comunica el suyo. ¡Qué admirable intercambio! Busca un tiempo más intenso y generoso para orar, mejor delante del sagrario. También puedes invitar a otros a la oración.

El ayuno y penitencia. Este día de miércoles de ceniza es particularmente dedicado al ayuno y la abstinencia de comer carne. Esto es tomar solo un alimento fuerte. Los niños, ancianos, enfermos no están obligados al ayuno y abstinencia. El amor a Dios te lleva hacer esta penitencia, así estás más atento a la voz del espíritu.

La limosna es la espiritualidad del compartir. Te haces parte de la necesidad de alguien en sus necesidades básicas: alimentación, techo, salud, educación. Únicamente te mueve el deseo de amar con obras con gozo y alegría.

¿Estás pronto para vivir la espiritualidad de la cuaresma con la oración, la penitencia y la caridad? Puedes empezar por algo concreto y pequeño: meditar y hacer vida la Palabra de Dios, visitar a Jesús sacramentado en el sagrario, acudir al sacramento de la confesión, ofrecer una dificultad de salud o de trabajo, perdonar de corazón, poner en orden las cosas de uso personal y comunitario, saldar deudas, sonreír antes que quejarte, compadecerte de alguna necesidad, ayudar a la iglesia en sus necesidades, visita enfermos y ancianos, compartir algo de comida con quien lo necesita.

P. Arnaldo Alvarado
26 febrero 2020

miércoles, 19 de febrero de 2020

¿Cómo salir de las cegueras del alma?


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Foto: PastoralSJ


En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase […].Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad (Mc 8, 22-26).

¿Te imaginas la alegría y gratitud de este ciego a recobrar la vista? El pobre seguramente lo perdió en un accidente o quizá tuvo que ver mucha su responsabilidad en ese drama. Pero allí están los amigos dispuestos ayudar. Y sobre todo está el ciego dócil para dejarse ayudar, que no es una tarea fácil. ¡Cuánta valentía supone darse cuenta que necesitamos siempre la ayuda y corrección caritativa! ¿Quién puede salvarte de las cegueras del alma?

Marcos, el escritor del segundo evangelio, muestra a Jesús como mesías y salvador mediante gestos y palabras. Realmente en Él se cumple todas las esperanzas del corazón humano. Porque es el único salvador del pecado, la muerte, el mal, la injusticia, el dolor. En efecto el pecado y el mal nos vuelven ciegos para percibirnos con dignidad.

Volviendo al ciego puede ser ésta la representación de los apóstoles y discípulos de Jesús y lógicamente nuestra también. Nuestras cegueras son: la ignorancia como desconocimiento de verdades básicas; la falsedad, afirmar lo falso como verdadero por error o caprichos; la violencia, esto es realizar gestos y palabras hirientes hacia otros; el falso orgullo, pensar que lo tenemos todo, estamos seguros y no necesitamos de nadie; la indiferencia, no nos damos cuenta del amor de la familia, los amigos y sobre todo del amor de Dios.

¿Cómo salir de las cegueras del alma? Aquí algunos detalles: Interésate por conocerte, valora las verdades del ser humano, Dios y universo como son; ama la sinceridad; ten paciencia y misericordia; asume la humildad y acepta las correcciones; aviva el amor a Dios, la familia y amistad.

¿Te das cuenta de que con la aceptación de sí, sinceridad, humildad, paciencia y agradecimiento vences las cegueras del alma? ¿Te propones ayudar a quién más necesita de los bienes del alma superando el qué dirá, qué pensará o cómo te aceptará? Ayudar a recobrar la vista personal y de los otros es asegurar una alegría constante.

P. Arnaldo Alvarado
19 febrero 2020

miércoles, 12 de febrero de 2020

La persona y su mundo interior (autoconocimiento)

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Foto: Notas pastorales
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchen y entiendan todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.

Con estas palabras Jesús deja bien en claro al menos dos cosas: primero, que todo aquello que ha salido de las manos de Dios son buenas. Segundo, que lo que realmente daña al ser humano es el pensamiento, sentimiento e intenciones desordenadas.

La creación es buena y manifiesta la belleza de su creador puesto que es un acto libre, por amor y para comunicar su bondad. Es responsabilidad de todos cuidar esta casa común. El hombre es sólo administrador. Somos los artífices de mejorar o deteriorar el universo y sobre todo al propio ser humano. 

Las cosas materiales deben tener su justo lugar. No puede ser lo primero que debe buscarse ni siquiera con el trabajo. No. El trabajo es fundamentalmente un espacio y tiempo de crecer como personas. A veces se antepone lo económico a los valores más humanos y espirituales. Por ejemplo, hay que trabajar sí, pero ordenadamente. Cuida el descanso, la familia, la amistad, la caridad, la formación cultural y el deporte. ¿Cuánto tiempo de calidad dedicas a los tuyos? Cuidado que haya un desorden en tus intenciones.

El ser humano es el único ser que tiene mundo interior, es decir, guarda pensamientos, recuerdos, sentimientos, historias vividas, experiencias. Lo que vale es lo que guardamos en ese espacio. Los hechos maravillosos que has realizado o te ha sucedido agradece y comparte. Lo malo que has hecho o ha pasado pide perdón, perdona, disculpa y recomienza. Es bueno rectificar constantemente de los malos pensamientos. 

El buen autoconocimiento basado en la realidad y la aceptación es una buena decisión para salir de cualquier atolladero. Ten valentía de corregir las codicias, malos pensamientos, envidias, celos, rencores. Los autores de esos elementos somos nosotros mismos. Todo eso se forja desde el mundo interior y hace de la vida humana un drama, pero puede superarse.

¿Atesoras joyas espirituales en tu corazón? ¿Buscas formar tu conciencia con el buen consejo, estudio y obediencia? ¿Corriges los malos pensamientos, sentimientos e intenciones? Pídele a Dios que no te quite los afectos, sino que te ayude a purificarlos.  

P. Arnaldo Alvarado
12 febrero 2020

viernes, 7 de febrero de 2020

Las virtudes de la familia de Nazareth


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Foto: Corazones.org
Salió de allí [Jesús] y se fue a su ciudad, y le seguían sus discípulos. Y cuando legó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que le oían decían admirados: ¿De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos? ¿No es éste el artesano, el hijo de María?

Jesús vivió en un hogar, la sagrada familia de Nazareth. El hogar, la familia y la sociedad es el mejor espacio que tenemos los seres humanos para vivir. Sin ellos nos quedamos desvalidos y con serias dificultades. Si la familia va bien, la sociedad estará mejor. Jesús vivió treinta años en Nazareth con José, su padre adoptivo, y María. Era conocido en la aldea por sus paisanos por el oficio que tenía: artesano. Los aldeanos de Nazareth tenían dificultad en reconocerlo como el mesías porque les faltaba la fe. ¿Valoras tu familia y haces todo de tu parte para dar lo mejor de ti?

En este pasaje del evangelio identifican a Jesús como el artesano. Esto implica la característica especial que tenía el taller de José en Nazareth. Puesto que fácilmente los hijos eran identificados por el oficio del padre. Allí trabajaba José y fue él quien enseñó a Jesús a trabajar. El trabajo es una actividad de servicio que nos ayuda a crecer como personas. Implica trabajar bien y ayudar hacer buen trabajo. Además, puedes ofrecerlo a Dios desde tu corazón. Por tanto, es un lugar para crecer en virtudes, valores y lógicamente un buen servicio de trabajo tiene su recompensa económica. Pero recuerda que el trabajo es un medio, no es el fin. Por lo que debe tener un equilibrio con el descanso, la familia, la oración, el deporte y la cultura.

¿Agradeces a Dios y valoras el trabajo que realizas? ¿Te comprometes a mejorar en virtudes y buenos hábitos en el trabajo? ¿Tienes en cuenta que el centro del trabajo es la persona y necesitas un sano equilibrio?


P. Arnaldo Alvarado
29 enero 2020

sábado, 1 de febrero de 2020

Tips para ser buen educador


Tips para ser buen educador

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Foto: Aciprensa

1.   Serenidad. Es una cualidad estable y sosegada ante los éxitos y fracasos de la vida personal, familia y desempeños. Es bueno aprender a ganar y perder. Es nuestra historia: triunfamos muchas veces y otras tantas notamos la derrota. Lo importante es humildad ante los triunfos y también las dificultades.
San Juan Bosco señala: “Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como nos conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos” (De las cartas de San Juan Bosco, 4). Ante la pregunta de formadores, padres de familia, hijos o hermanos con respecto a los suyos ¿Qué hago con ellos les digo, doy ejemplo y no hay mejoras? Sugiere don Bosco: “En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables” (De las cartas de San Juan Bosco, 4).
2.     Escuchar. Es lo más complicado en nuestros tiempos. Pero es la mejor herramienta para el diálogo y la comunión de personas. Se necesita espíritu grande para escuchar y ser escuchados. Ratzinger comentando sobre la novedad que aporta el cristianismo, de modo particular con el inicio de la vida monástica impulsada por san Benito y toda la renovación cultural que generó en occidente, dice: “El individuo no es autosuficiente y debe tener la humildad de aprender, de aceptar algo - «inclinar la cabeza». Debe sentir la vocación de escuchar. Y escuchar no significa sólo abrir los oídos a lo que ocurre en un momento concreto, sino también escuchar tu intimidad o las palabras de lo alto, porque lo que dice el Maestro es, en el fondo, la aplicación de la Sagrada Escritura, la aplicación de esta regla primitiva de la existencia humana” (Ratzinger, Dios y el mundo, entrevista con Peter Sewald, Madrid, Palabra, p.243).
3.     Libertad. Hoy nos azota la multiplicación de facetas en la vida personal y social. La lista de gastos se ha multiplicado. Hay que gestionar demasiado por el hiper consumo. Algunos de los gastos que realizamos son innecesarios. Hay que darle una buena mirada a nuestro estilo y tomar decisiones qué sí y no conviene. Lo importante es ser realista. Una sugerencia, si deseas anota: se tiene lo necesario en lo material y en abundancia lo sobrenatural o espiritual. Libertad significa querer el bien real para uno mismo y para los demás. Incluso ese principio rige cuando se convierte en difícil dar lo mejor para el otro, sea por falta de correspondencia, agradecimiento, fraude o incluso injusticia. La libertad está en la fuerza del espíritu que gobierna las emociones, actos, pensamiento y cosas para ayudar a crecer. Hoy el trabajo desordenado y los medios masivos fácilmente nos hacen perder la libertad.
4.     Espiritualidad. ¿Qué es esto? Acaso ¿orar? Será entonces ¿Tomar la Biblia y comenzar a ser profetas en medio de las calles? ¿Pronunciar y escribir mensajes que llegan al corazón y ya? Sí también eso. Pero recuerda que hablar de espiritual significa lo siguiente: amor a la verdad, sinceridad, humildad, fe formada, amistad, justicia, oración, formación cultural (música, literatura, arte, deporte) y virtudes humanas. De allí que los buenos hábitos personales y profesionales de los formadores (docentes, padres, amigos, gobernantes) es urgente e influyen fundamentalmente en su servicio. Las crisis actuales han sido incubadas por ausencia de esta dimensión con el adicional que es la menos valorada o mal asimilada. Pues nuestra lógica de la productividad también pasa factura.
Texto aún en construcción. Se aceptan todas las sugerencias.     P. Arnaldo Alvarado 

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