Foto: El catolicismo
Hoy
es miércoles de ceniza. Se llama así este día porque durante la santa misa tiene
lugar el rito de la imposición de ceniza sobre la frente o cabeza con estas
palabras: conviértete y cree en el evangelio o también recuerda que
eres polvo y a polvo volverás. Con esta celebración de la fe se inicia el
tiempo de cuaresma. Son los cuarenta días de preparación para celebrar la
Pascua con Jesús.
La
cuaresma se caracteriza por ser tiempo penitencial y de particular reflexión
que lleva a la conversión de nuestro modo de pensar, querer y hacer. Diríamos
que hoy inicias un viaje a tu interioridad con la luz de la fe y la fuerza del
amor. Este es un tiempo propicio para cambios profundos en el corazón.
¿Cómo
puedes vivir la cuaresma? Con la oración, la penitencia y la limosna. La
oración es el encuentro personal con el Señor; en lo más profundo del corazón se
entabla un diálogo con quién es la esencia del amor. Tú le comunicas tus cosas y
Dios te comunica el suyo. ¡Qué admirable intercambio! Busca un tiempo más
intenso y generoso para orar, mejor delante del sagrario. También puedes
invitar a otros a la oración.
El
ayuno y penitencia. Este día de miércoles de ceniza es particularmente dedicado
al ayuno y la abstinencia de comer carne. Esto es tomar solo un alimento
fuerte. Los niños, ancianos, enfermos no están obligados al ayuno y abstinencia.
El amor a Dios te lleva hacer esta penitencia, así estás más atento a la voz
del espíritu.
La
limosna es la espiritualidad del compartir. Te haces parte de la necesidad de
alguien en sus necesidades básicas: alimentación, techo, salud, educación. Únicamente
te mueve el deseo de amar con obras con gozo y alegría.
¿Estás
pronto para vivir la espiritualidad de la cuaresma con la oración, la
penitencia y la caridad? Puedes empezar por algo concreto y pequeño: meditar y
hacer vida la Palabra de Dios, visitar a Jesús sacramentado en el sagrario, acudir
al sacramento de la confesión, ofrecer una dificultad de salud o de trabajo,
perdonar de corazón, poner en orden las cosas de uso personal y comunitario,
saldar deudas, sonreír antes que quejarte, compadecerte de alguna necesidad,
ayudar a la iglesia en sus necesidades, visita enfermos y ancianos, compartir
algo de comida con quien lo necesita.
P.
Arnaldo Alvarado
26 febrero
2020
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