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sábado, 1 de febrero de 2020

Tips para ser buen educador


Tips para ser buen educador

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Foto: Aciprensa

1.   Serenidad. Es una cualidad estable y sosegada ante los éxitos y fracasos de la vida personal, familia y desempeños. Es bueno aprender a ganar y perder. Es nuestra historia: triunfamos muchas veces y otras tantas notamos la derrota. Lo importante es humildad ante los triunfos y también las dificultades.
San Juan Bosco señala: “Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como nos conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos” (De las cartas de San Juan Bosco, 4). Ante la pregunta de formadores, padres de familia, hijos o hermanos con respecto a los suyos ¿Qué hago con ellos les digo, doy ejemplo y no hay mejoras? Sugiere don Bosco: “En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables” (De las cartas de San Juan Bosco, 4).
2.     Escuchar. Es lo más complicado en nuestros tiempos. Pero es la mejor herramienta para el diálogo y la comunión de personas. Se necesita espíritu grande para escuchar y ser escuchados. Ratzinger comentando sobre la novedad que aporta el cristianismo, de modo particular con el inicio de la vida monástica impulsada por san Benito y toda la renovación cultural que generó en occidente, dice: “El individuo no es autosuficiente y debe tener la humildad de aprender, de aceptar algo - «inclinar la cabeza». Debe sentir la vocación de escuchar. Y escuchar no significa sólo abrir los oídos a lo que ocurre en un momento concreto, sino también escuchar tu intimidad o las palabras de lo alto, porque lo que dice el Maestro es, en el fondo, la aplicación de la Sagrada Escritura, la aplicación de esta regla primitiva de la existencia humana” (Ratzinger, Dios y el mundo, entrevista con Peter Sewald, Madrid, Palabra, p.243).
3.     Libertad. Hoy nos azota la multiplicación de facetas en la vida personal y social. La lista de gastos se ha multiplicado. Hay que gestionar demasiado por el hiper consumo. Algunos de los gastos que realizamos son innecesarios. Hay que darle una buena mirada a nuestro estilo y tomar decisiones qué sí y no conviene. Lo importante es ser realista. Una sugerencia, si deseas anota: se tiene lo necesario en lo material y en abundancia lo sobrenatural o espiritual. Libertad significa querer el bien real para uno mismo y para los demás. Incluso ese principio rige cuando se convierte en difícil dar lo mejor para el otro, sea por falta de correspondencia, agradecimiento, fraude o incluso injusticia. La libertad está en la fuerza del espíritu que gobierna las emociones, actos, pensamiento y cosas para ayudar a crecer. Hoy el trabajo desordenado y los medios masivos fácilmente nos hacen perder la libertad.
4.     Espiritualidad. ¿Qué es esto? Acaso ¿orar? Será entonces ¿Tomar la Biblia y comenzar a ser profetas en medio de las calles? ¿Pronunciar y escribir mensajes que llegan al corazón y ya? Sí también eso. Pero recuerda que hablar de espiritual significa lo siguiente: amor a la verdad, sinceridad, humildad, fe formada, amistad, justicia, oración, formación cultural (música, literatura, arte, deporte) y virtudes humanas. De allí que los buenos hábitos personales y profesionales de los formadores (docentes, padres, amigos, gobernantes) es urgente e influyen fundamentalmente en su servicio. Las crisis actuales han sido incubadas por ausencia de esta dimensión con el adicional que es la menos valorada o mal asimilada. Pues nuestra lógica de la productividad también pasa factura.
Texto aún en construcción. Se aceptan todas las sugerencias.     P. Arnaldo Alvarado 

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