Foto: Corazones.org
Salió
de allí [Jesús] y se fue a su ciudad, y le seguían sus discípulos. Y cuando
legó el sábado comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que le oían
decían admirados: ¿De dónde sabe éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que
se le ha dado y estos milagros que se hacen por sus manos? ¿No es éste el
artesano, el hijo de María?
Jesús
vivió en un hogar, la sagrada familia de Nazareth. El hogar, la familia y la
sociedad es el mejor espacio que tenemos los seres humanos para vivir. Sin
ellos nos quedamos desvalidos y con serias dificultades. Si la familia va bien,
la sociedad estará mejor. Jesús vivió treinta años en Nazareth con José, su
padre adoptivo, y María. Era conocido en la aldea por sus paisanos por el oficio
que tenía: artesano. Los aldeanos de Nazareth tenían dificultad en reconocerlo
como el mesías porque les faltaba la fe. ¿Valoras tu familia y haces todo de tu
parte para dar lo mejor de ti?
En
este pasaje del evangelio identifican a Jesús como el artesano. Esto implica la
característica especial que tenía el taller de José en Nazareth. Puesto que
fácilmente los hijos eran identificados por el oficio del padre. Allí trabajaba
José y fue él quien enseñó a Jesús a trabajar. El trabajo es una actividad de
servicio que nos ayuda a crecer como personas. Implica trabajar bien y ayudar
hacer buen trabajo. Además, puedes ofrecerlo a Dios desde tu corazón. Por tanto,
es un lugar para crecer en virtudes, valores y lógicamente un buen servicio de
trabajo tiene su recompensa económica. Pero recuerda que el trabajo es un
medio, no es el fin. Por lo que debe tener un equilibrio con el descanso, la
familia, la oración, el deporte y la cultura.
¿Agradeces
a Dios y valoras el trabajo que realizas? ¿Te comprometes a mejorar en virtudes
y buenos hábitos en el trabajo? ¿Tienes en cuenta que el centro del trabajo es
la persona y necesitas un sano equilibrio?
P.
Arnaldo Alvarado
29 enero
2020
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