Foto: Levante-EMV
En
aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles:
Esta generación es una generación perversa. Pide un signo… (Lc 11,29-32).
“Los
signos y la sabiduría de Jesús están claros para quien quiera ver” (Biblia de
Navarra,5, p.466). Seguramente si nosotros estábamos allí en medio de la gente
hubiéramos dudado de quién teníamos delante. Pero no hace falta retroceder en
el tiempo. Hay que aceptar que a veces endurecemos voluntariamente nuestro corazón
y entendimiento para tomarnos en serio las palabras de Jesús porque nos
resultan exigentes o al parecer chocan con nuestras aspiraciones. Para dar el
paso decidido ¿Cuántas veces le pedimos signos y pruebas a Dios?
Recuerdo
a un amigo que le gusta solucionar sus dificultades sacando al azar pasajes de
la biblia. Casi siempre le ha funcionado, pero en una ocasión sacó el pasaje
que decía: “dejándolo todo le siguió”. Mi amigo dijo: ahora veo que no funciona
este método. Puede que también entre en nosotros la conveniencia, pero puedes
rectificar.
¿Qué
podemos hacer cuando nos percatamos que estamos cerrando puertas a quién
únicamente quiere compartir con nosotros lo que nos pasa? Coger la llave de la
humildad para aceptar que Cristo no quita nada, más bien lo da todo. ¿Sabes cuáles
fueron las primeras palabras de Juan Pablo II como Papa? Dijo: “No tengan miedo, abran las puertas de
par en par a Cristo”.
Y si
aquello que experimentas es positivo y maravilloso, agradece y reconoce que es
un logro compartido. Si fuera algo muy difícil de entender también agradece y ten
firmeza en sacar el mayor bien posible del mal que se puede estar tocando. Además,
es oportunidad de crecer en personalidad, no te encuentras en la soledad.
¿Crees
en las palabras, promesas y gestos de quienes amas? O con facilidad te asaltan
las dudas. Un buen sabio dijo: “Para quien quiere creer tengo muchas razones,
para el que no, ninguna”.
Cuando
se ama se cree más.
P.
Arnaldo Alvarado
3 marzo
2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario