Si
me aman guardarán mi palabra
Si me aman guardarán mi palabra. Este es la clave de quien sigue al
Señor. Se trata de asumir sus enseñanzas de Dios que satisfacen el deseo más
profundo del corazón humano. El mensaje que Jesús nos ha expresado, en
realidad, tiene como origen en Dios Padre. Además, es el Espíritu Santo quien
nos acompañará y recordará todo.
Aceptar los mandamientos y amar son
las condiciones más elementales de todo seguidor de Cristo. Amar al Señor significa
introducirse en el misterio más profundo de Dios. Es asumir el seguimiento libre
fortalecido con el amor y la gracia de Cristo. En definitiva, la moral, más que
seguir códigos, normas, etc., es imitación de Cristo.
Jesús conoce hasta el fondo a toda
persona. Es realista y sabe de la situación que vive cada discípulo. Puesto
que, en el camino de la fe junto al gozo de ser amados, hay serias
dificultades, incertidumbres, dudas. ¿Qué le toca al discípulo? Imitar a Cristo
que pasó haciendo el bien. Este es el mayor estilo del cristiano: seguir a
Cristo.
El discípulo sigue a una persona que acoge,
se interesa, acompaña, ama. No es una idea, sentimiento o decisión ética lo que
nos mueve seguir al Señor, sino el amor de Dios. Entonces ante las durezas de
la vida, de cualquier tipo, puedes soportarlo en el Señor. Ya alguien asumió
ese camino, nos ha precedido en tocar fondo. Aún más cuando aparecen las
contradicciones y persecuciones “mejor es padecer obrando el bien”.
El cristianismo es la realización del
amor, la libertad en el seguimiento a Cristo. La gran noticia es que no estamos
solos. El Paráclito, el Espíritu Santo, nos acompaña. Va al lado del discípulo,
defiende y recuerda. Hay momentos de la vida que se siente la soledad, la
crítica, la tristeza y la ingratitud cuando haces el bien. Recuerda que hay
alguien que te acompaña.
Persevera en hacer el bien. Por el
bautismo y la confirmación se posee el Espíritu de Jesús. ¿Sigues al Señor en
el día a día? ¿Estás dispuesto a perseverar en el amor? ¿las dificultades te
asustan y sabes quién es tu fortaleza? ¿Te rindes ante calumnias, acusaciones,
ingratitudes, deseos no cumplidos, críticas y persecuciones? ¿Sabes que no
estás solo?
Acudamos a María, la madre de Dios y
madre nuestra. Una madre siempre acompaña a sus hijos hasta el final.
Buen domingo a todos.
P. Arnaldo Alvarado