Foto: Lausdeo.world
Descendió al lugar de los
muertos
El sábado santo es el segundo día del triduo pascual. Es
el tiempo que Cristo yace muerto y sepultado. Con la muerte del Señor ha sido
posible la salvación universal. Él ha muerto por todos, por ti, por mí y por
todos. Pero el Dios de la fe es amor y libertad ¿Asumes el amor hasta el
extremo de Dios y te haces parte de él? ¿Abres tu puerta?
De allí que Cristo desciende al lugar de los justos (del
antiguo testamento también) que esperaban al salvador y murieron antes de
Cristo con la esperanza de ver este día. A este aspecto se conoce como descenso
de Cristo a los infiernos (lugar de los muertos).
¿Cómo se puede vivir este día con la familia? Es un día
de oración, silencio, reflexión, penitencia, asombro por la muerte de un justo
e inocente, pero con la fuerza de la esperanza. Es quedarse por un instante
frente a la muerte y el mal. Que todos en algún momento lo experimentamos. El
mal no puede ser la última palabra, sino que será vencido con la resurrección
del Señor de la vida.
Nos asusta la muerte y eso es natural. Pues el sentido
de nuestra vida es vivir. En efecto, la muerte ha sido el salario del pecado,
pero la muerte también ha sido transformada en Vida eterna por la muerte de
Cristo. No podemos imaginarnos el sufrimiento de quién experimenta la muerte de
alguien tan querido sino en la Pasión de Cristo.
Hoy acompañamos a tantas personas y familias que
permanecen en pie, con asombro y casi sin fuerzas frente a sus afectados por la
pandemia que azota la civilización humana, la opresión de las injusticias, el
atropello a la dignidad de la persona, las violencias y el galope a ciegas de
las ideologías que pasa sobre todo ser humano sin darle importancia a las
consecuencias. Es duro estar como actores y como inocentes en esas situaciones.
Recuerda que si algo pasa y no está en nuestros planes
hay que encontrar el sentido. Nos toca darle motivos para sacar fuerzas donde
parece que ya no hay. Sí, siempre hay alguien por y con quién llevar. El mal en
cualquiera de sus versiones es pasajero, limitado y corto.
Hay esperanza porque
hay vida.