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martes, 17 de septiembre de 2019

La fe como adhesión personal a Dios


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Foto: frted.wordpress.com
El evangelio según san Lucas (7,31-35) recoge las palabras de Jesús de esta manera: Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijeron que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Miren qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.

¡Qué pedagogía usa el Jesús para echar en cara la falta de fe de los oyentes! En efecto, el grupo que le seguía no era capaz de reconocerlo como Mesías, como el Señor. Se quedaban admirados por las obras maravillosas que hacía Jesús, los beneficios que recibían, pero lo consideraban humanamente triunfador no daban el paso de la fe.

¿Reconoces a Jesús como Dios al leer las Escrituras? ¿Sabes que es Cristo que pasa cuando te encuentras con realidades que no estaban en tus planes? La fe es la adhesión personal a Dios que sale al encuentro del hombre. Se trata de reconocer, aceptar y seguir los pasos de Cristo en la fe personal y comunitaria, de la Iglesia, en quién Dios se ha dado a conocer Él mismo. Entonces creemos por la autoridad de Dios que no puede engañarse ni engañarnos.

La fe que has recibido en el bautismo tiene que crecer. Los medios son los habituales pero vividas cada vez mejor: la oración, la meditación de la palabra de Dios, acercarte a la Eucaristía, el trabajo bien hecho y ofrecido a Dios. Se trata de ser fuertes y firmes en la fe y la libertad.

Pues la fe nos da la sabiduría de descubrir algo más allá de lo que acontece; sea algo feliz o encontrarse con el mal en cualquier versión.


¿Descubres a Dios en los acontecimientos alegres y los imprevistos del día a día? ¿Reconoces que tales vivencias te llevarían aumentar la fe?

P. Arnaldo Alvarado
Septiembre 2019

martes, 10 de septiembre de 2019

La opción preferencial por los pobres


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Foto: objetivismo.org
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios». Así presenta el evangelista Lucas (6,20-26) las bienaventuranzas.

Hay tres detalles a tener en cuenta en este evangelio con respecto a la narración ofrecida por Mateo 5, 3-12. Primero, Lucas resume en cuatro, pero acompañadas de cuatro contrarios “ayes”. Segundo, el autor sagrado presenta las bienaventuranzas en segunda persona, como dirigiéndose al lector u oyente. Tercero, la clave de lectura siempre es Cristo y María es modelo de discípula que ya hizo suya esas bienaventuranzas.

El pobre según la biblia es aquel que confía únicamente en el Señor. Pone en él su confianza, sólo en Él está su esperanza y siempre es protegido y acompañado.

Así el cristiano tiene como tarea urgente de purificar y rectificar su corazón frente a diversas ofertas de la vida que le aparta de Dios y de sus hermanos. El tema está en la cómo afronta los hechos duros de la vida, incluso la persecución. Pero siempre debe imitar a Cristo y estar desprendido de todo como su maestro.

Cuánto se ha manipulado el término pobre y a los pobres en diversos sectores por enfoques parciales e incluso ideológico; cuánta confusión existe en la manera de brindar al pobre lo que realmente necesita.

¿Tu seguridad es el Señor? ¿Confías únicamente en él?


P. Arnaldo Alvarado
Septiembre 2019

martes, 3 de septiembre de 2019

Los demonios existen ¿Cómo vencerlos?


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Foto: Cofrades
Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías (Cfr. Lucas 4,38-44).

Lucas en este pasaje de su evangelio nos narra cómo era un día de Nuestro Señor. Jesús se muestra como un judío piadoso, realiza su misión curando enfermos y liberando endemoniados, se retira a un lugar aparte para orar y está empeñado en buscar otras ovejas que no tienen pastor.

Quisiera ahora fijarme en la existencia de los demonios. Precisamente la misión de Jesús fue liberarnos de las ataduras del diablo. ¿Quién es el diablo? El diablo existe. Toda la Escritura habla de su existencia y tentaciones. Es una criatura espiritual dotado de inteligencia y voluntad superior al hombre. Dios los creó buenos, pero a sí mismo se hicieron malos y fueron condenados al infierno (Cfr. CEC 391-395). Tientan a los hombres para apartarlos del camino del bien, invitando a rebelarse contra Dios y llevarlos al infierno, donde no está Dios y no hay amor.

El diablo, en el inicio del tiempo, la soberbia y el egoísmo los llevó rechazar la obediencia a Dios. Como seres sólo espirituales ya no pueden cambiar una vez dada su decisión, es irrevocable.

¿Cómo vencerlos?
1.    Primero saber que existen y nos tientan
2.    Con la oración y vigilancia
3.    Amor a la verdad y la vida
4.    La humildad: para huir de las tentaciones y no dialogar con el demonio
5.    Deporte, trabajo y estudio con afán de servir
6.    Amor a la Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra
7.    Sacrificio y generosidad
8.    No acudas a lugares, grupos, juegos, músicas, páginas diabólicas


Pero recuerda: el demonio es una criatura, trabaja mucho para meternos en su orgullo, egoísmo y de esta manera llevarnos al infierno. Así nos aparta del amor, obediencia y unión con Dios y los demás. Cuando sientes la tentación ¿oras y acudes a Dios confiadamente? ¿Te apartas de las tentaciones?

P. Arnaldo Alvarado
Septiembre 2019

domingo, 1 de septiembre de 2019

La humildad - Domingo XXII tiempo ordinario

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Les comparto, esto comentó el Papa emérito Benedicto XVI -evangelio de este domingo- sobre la humildad: «Por tanto vemos una vez más a Cristo como modelo de humildad y de gratuidad: de él aprendemos la paciencia en las tentaciones, la mansedumbre en las ofensas, la obediencia a Dios en el dolor, a la espera de que Aquel que nos ha invitado nos diga: "Amigo, sube más arriba"; en efecto el verdadero bien es estar cera de él» (Roma, Ángelus 2010).

viernes, 30 de agosto de 2019

Santa Rosa de Lima (1586-1617)

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Foto: DePeru.com
Homilía del Card. Joseph Ratzinger en el Santuario de Santa Rosa, 1986, Lima.

Rosa de Lima, la cual se llamaba en verdad Isabel, recibió su nombre de una mujer india que trabajaba en su casa paterna. Esta mujer simple condensó en este nombre todo lo que ella había visto y experimentado en Isabel. La rosa representa la reina de las flores y por lo tanto el prototipo de la belleza de la creación de Dios. La rosa no es, sin embargo, solamente placentera a nuestros ojos, sino que con su perfume crea una nueva atmósfera alrededor de nosotros, tocando así todos nuestros sentidos y, por así decirlo, nos arrebata de este mundo cotidiano hacia un mundo mejor y más alto. Ella nos alegra precisamente porque, al menos por un instante, nos hace experimentar también el bien a través de lo bello.

Esta mujer india, que ha permanecido desconocida pero que dio a Isabel el nombre de Rosa, reaccionó propiamente de esta manera ante la belleza de esta pequeña niña y, ciertamente, no sólo ante su belleza exterior y corpórea.

Así como la rosa no sólo parece hermosa, sino que de su interior difunde a su alrededor belleza a través de su perfume, así seguramente debió parecerlo también esta niña: por medio de su belleza exterior ella había percibido también la belleza interior. Ciertamente, que esta mujer india no habría dado este nombre tan lleno de ternura y de veneración si, por parte de esta niña, no hubiera habido algo cálido y bueno que llamara su atención: el perfume del bien. En este modo de llamarla se puede advertir el afecto de esta mujer, como también, por otra parte, el hecho de que después con ocasión de la confirmación, recibida de las manos de Santo Toribio de Mogrovejo, Rosa misma haya aceptado definitivamente este nombre muestra su "sí", su constante afecto por aquella mujer india.

En su canonización, la Iglesia ha interpretado este nombre como una forma de testimonio profético y lo ha usado en referencia a una bella expresión de San Pablo, el cual dice de sí mismo que Dios había difundido el perfume del conocimiento de Cristo en el mundo entero a través de él. "Nosotros somos el perfume de Cristo entre aquellos que se salvan" (2 Cor 2, 14ss). Aquello que Pablo, el apóstol de los gentiles, una vez pudo decir de su acción, vale ahora de nuevo para la pequeña Rosa, que proviene del país sudamericano, Isabel de Flores: ella se ha convertido en la Rosa de Lima que difunde el perfume del conocimiento de Cristo en el mundo entero.

El afectuoso sobrenombre, que la desconocida mujer había dado a la pequeña niña, se ha revelado como una profecía y así también ella, aunque sin nombre, toma parte siempre junto a Rosa y ambas en conjunto expresan algo original de este país y de su misión: la herencia europea junto con aquella de los indios ha dado origen a una nueva expresión de la fe; en esta nueva síntesis se encuentra el perfume del conocimiento que emana de Rosa. ¿No es sorprendente, quizá, que para una mujer que nunca dejó la ciudad de Lima, valga la misma alabanza que se aplicó al infatigable apóstol de los gentiles, el cual recorrió a lo largo y a los ancho todo el mundo hasta entonces conocido? El difundió en todo el mundo el perfume de Cristo a través de su predicación, a través de su actividad sin descanso, de su acción y de sus sufrimientos. Rosa de Lima lo ha difundido y continúa difundiéndolo hasta hoy simplemente a través de su ser. Su figura humilde y pura irradia su luz a través de los siglos sin mudas palabras; ella es el perfume de Cristo que hace resonar de sí misma su anuncio más fuertemente que a través de escritos e impresos. Así ella es también una gran maestra de vida espiritual, cuyas palabras están llenas de la profundidad de una experiencia vivida de Cristo en la consumación interior de sus sufrimientos vividos en comunión con Jesús Crucificado. "Me encontraba, llena de asombro, en la luz de la más serena contemplación que une todo, cuando en medio de este resplandor vi brillar la crus del Redentor; y al interno de este arco luminoso divisé la santísima humanidad de mi Señor Jesucristo". En estas palabras suyas se manifiesta el fundamento más profundo de su existencia: el estar inflamada por las llamas del fuego que provienen de EL. "He venido a traer el fuego sobre la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera prendido!" (Lc 12, 49): Rosa de Lima se dejó encender por este fuego y aún hoy de su figura llegan hasta nosotros la luz y el calor – luz y calor que transforman esta tierra oscura y fría.

Rosa de Lima puso en su vida espiritual tres puntos esenciales, que son válidos como programas para la Iglesia de hoy así como lo fueron en su tiempo.

1. Como primer punto está la oración, entendida no como recitación de fórmulas, sino como un dirigirse interiormente al Señor, como estar en su luz, como dejarse incendiar por su fuego santo.

2. Los otros dos puntos esenciales provienen de aquí espontáneamente: puesto que ella ama a Cristo, el despreciado, el doliente, Aquel que por nosotros se ha hecho pobre, ella también ama a todos los pobres que llegaron a ser sus hermanos más cercanos. El amor preferencial por los pobres no es un descubrimiento de nuestro siglo – al máximo es un redescubrimiento, puesto que esta jerarquía del amor era bien clara para todos los grandes santos. Era clarísima sobre todo para Rosa de Lima, cuya mística del sufrimiento con todos los pobres y los que sufren, que brota de la solidaridad con el Cristo doliente.

3. De aquí deriva también su tercer punto esencial: la misión. A través de sus palabras y de sus reflexiones aparece una perspectiva universalista. Ella deseaba poder ir, libre de las ataduras y de los límites que comporta nuestra corporeidad, a través de las calles de todo el mundo y conducir los hombres hacia el Salvador doliente. Rosa se expresaba de esta manera: "¡Escucharme, pueblos! ¡Escucharme, naciones! Por mandato de Cristo os exhorto". Ahora ella está libre de vínculo de un solo lugar; ahora ella va, como santa, por las calles de toda la tierra. Ahora ella vuelve a llamar con la autoridad de Cristo a todos nosotros, a la entera cristiandad, a vivir con radicalidad a partir del centro, de la más profunda comunión con Jesús, porque sólo así y de ningún otro modo el mundo puede ser salvado. "¡Escuchadme, pueblos! ¡Escuchadme, naciones! ¡Por mandato de Cristo os exhorto!" Así nos habla ella hoy. Esta mujer es, por así decirlo, una personificación de la Iglesia latinoamericana: inmersa en el sufrimiento, sin grandes medios exteriores y sin poder, pero aferrada por el fervor de la cercanía de Jesucristo.

Agradezcamos al Señor por habernos dado esta mujer, Démosle gracias por el coraje de su fe, que ÉL ha vuelto a despertar aquí en América Latina. Pidámosle que su presencia sea cada vez más fuerte y que su perfume se extienda desde aquí a todo el mundo.

Fuente: https://www.aciprensa.com/santos/rosadelima6.htm

martes, 27 de agosto de 2019

Hipocresía: tiempo para una nueva conversión


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Foto: Aleteia
“En Aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que se parecen a sepulcros blanqueados! Por fuera tienen una apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre” (Mt 23, 27-32).

Las palabras de Jesús de Nazareth, nuestro Señor, son claras. Son pronunciadas ante un grupo de personas que se preocupaban solamente en el aspecto externo de la religión, la vida personal y social. Tenían como intereses: el reconocimiento ajeno, el quedar bien y ser alabado, condenar actitudes que no gustan, criticar a espaldas, exigir a otros menos a sí mismo, decir de boca para afuera, decir cosas diplomáticas sacrificando la verdad, hacer cosas a escondidas. Estas son las características de la hipocresía. Las ciencias que se ocupan de la salud mental dirían que estos rasgos reflejan enfermedades crónicas.

Jesús nos invita a ser coherentes con nuestra fe, valores, comportamientos y principios. Es verdad que los demás pueden tener pecados, errores, pero debe primar el perdón, la justicia y la misericordia. Qué fácil es llevar doble vida. Una pública ante los demás y otra privada; uno en la familia y otro con personas exclusivas. Cuando no se hace esfuerzo por salir de la hipocresía la persona se corrompe y daña sea de la condición que sea.

Lo que más duele a quien da amor es ser engañado. Si este fuera nuestro caso el Señor nos invita a buscar la misericordia. Esto es, a una nueva conversión, cambiar ese comportamiento de doble vida, recomenzar por el camino de la coherencia.  

San Agustín (354-430), cuya memoria celebramos hoy, una vez que encontró la fe y se hizo cristiano decía “tarde te conocí, tarde te conocí oh hermosura”.

¿Apuestas por ser coherente en tu vida y ayudas a tus amigos y colegas a llevar una vida sin hipocresía? 

P. Arnaldo Alvarado
Agosto 2019

domingo, 25 de agosto de 2019

Tips para vencer la soledad

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Foto: Biblia Vida
Estos tips pueden ayudarte a prevenir, vencer y ayudar a salir de la soledad:

  1. Considera antes que nada: vales por lo que eres y no por lo que tienes o te sucede.
  2. El amor funda tu existencia. Si ese amor es más alto, más será tu fuerza.
  3. Eres sobre todo hijo o hija. Si tienes la fe cristiana recuerda que eres hijo de Dios.
  4. Ten confianza  lo que experimentas es una oportunidad para crecer hacia adentro.
  5. Siempre puedes sacar de ti lo más valioso.
  6. Recuerda: no estás sola o solo en esta vida. Piensa que puedes ayudar a otros.  
  7. Eres importante para ayudar a otras personas.
  8. Crea vínculos de vida con las personas, aunque no te agraden, toma los aspectos positivos que te unen.
  9. Vence la batalla en tu interior para salir de la zona oscura de la tristeza, el aislamiento o rendimiento.
  10. Si vez que es persistente visita al médico. Déjate ayudar.
  11. Ten esperanza: si pones de tu parte, pides ayuda a Dios y los demás y vives tu libertad para Amar el éxito es asegurado.
P. Arnaldo Alvarado.

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