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martes, 28 de abril de 2015

Día del trabajo: el hombre custodio y administrador de la creación

Día del trabajo: El hombre custodio y administrador de la creación
El mensaje del libro del génesis podría resumirse así: Dios creó el mundo y lo dejó en la mano de los hombres.
El 1 de mayo se celebra la fiesta de san José obrero. Este día se recuerda como el día del trabajo. El varón justo de Nazaret, padre adoptivo de Jesús, fue un artesano a quién la biblia califica como “justo”; esto quiere decir que tenía todas la virtudes. Era un santo. Tanto era el aprecio a José que sus vecinos le llamaban por su oficio, “el artesano”. Esto connota que hacía y cumplía con su trabajo. De este modo san José se convierte en el patrón del trabajo y de los trabajadores artesanales.
Como las aves han nacido para volar, el hombre está para trabajar. Esa es su vocación original. Por la inteligencia y la voluntad puede ayudar a la mejora de su habitat. El trabajo es aquella actividad humana, de cualquier tipo con tal que sea honesta, que realiza el hombre para desarrollar su vocación de sostenerse y colaborar con el mejoramiento del universo. Por más pequeño que sea el trabajo siempre será importante. El fin del trabajo es el mismo hombre. Así el trabajo está para el hombre, con lo cual no todo en la vida es trabajo; también debe estar presente el descanso, la cultura y la vida de familia.
Trabajar supone dos cosas. Primero perfecciona al hombre, es un obrar que enriquece interiormente de diversas maneras a quien lo realiza; le hace ser más persona; crece en virtudes. Especialmente el buen trabajador debe poner en acción muchas virtudes para trabajar bien (constancia, creatividad, esperanza, servicio). En segundo lugar implica una actividad exterior, es decir, que esas acciones modifican, perfeccionan cosas exteriores; esto es que genera producción. Hay que aclarar que el trabajador debe ser valorado como persona y no como mero instrumento de producción; el comunismo y el utilitarismo entiende al obrero como una pieza más del engranaje para que funcionen las cosas.
Trabajar bien es un reto. Significa cumplir con las obligaciones y hacer bien lo iniciado. Además el trabajo hecho puede ser ofrecido y realizado por motivos más altos (Dios) que lo meramente humano. Se trata de unificar trabajo y vida personal.
El trabajo no es un castigo, es un don y un compromiso. En determinadas ocasiones el lugar del trabajo se vuelve duro por diversas circunstancias (personas, medios, ideas, estilos) que pueden deteriorar la vida del trabajador a corto o largo plazo. Allí es donde se necesita la grandeza del hombre para mantenerse incólume y no ceder a la corrupción laboral. Hagamos del trabajo que cada vez sea más digno y sublime.

P. Arnaldo Alvarado

arnaldo.alvar@gmail.com

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