Domingo XV: Docilidad y
disponibilidad
“La acogen y ponen
en práctica”
Foto: Discipulado cristiano
En este domingo encontramos en la
liturgia la parábola del sembrador. Hasta cierto punto esta enseñanza es
autobiográfica ya que Jesús es el sembrador de la Palabra de Dios que espera la
buena acogida y los frutos que se producirá con generosidad, libertad y compromiso.
Ante un panorama no tan alentador
por las circunstancias de nuestro tiempo como del olvido de sí mismo y pérdida
de la identidad y la memoria, el hiperconsumo, la auto explotación y rechazo de
la herencia cultural recibida a nivel personal, familiar y global exige de
nuestra parte una mayor conciencia de ser discípulos del Señor.
Pero una advertencia; y, se trata
de que no veamos esta realidad lejos, distante o que no nos afecta. No. Ese
panorama desolador puede estar también muy cerca de ti. Entonces la pregunta es
¿Cómo obedeces para llegar a las buenas metas? Cuando te sugieren temas que corregir y mejorar
¿Cómo lo acoges? ¿Asumes mayor libertad en hacerlo tuyo e identificarte?
En efecto, seguimos a una Persona
que es amor. Cristo ha mostrado el rosto de Dios viviente y poseedor del
Espíritu que genera nuevos vínculos y recrea. Imitamos al Señor Jesús y esta es
nuestra tarea en el día a día. Cristo es obediente y dócil al Padre. Está
dispuesto a cumplir su voluntad hasta el extremo y nos invita aprender de Él en
la mansedumbre y humildad.
La Palabra de Dios es como el
rocío que al caer en la tierra la hace fecunda y no retorna vacía. Así son las
exigencias que nos ayudan a crecer desde dentro siempre maduran la buena
semilla. Además, los frutos lo verás con el tiempo si es que perseveras,
trabajas incansablemente, vences la pereza y superas los disgustos.
El Señor ha depositado la buena
semilla en nuestros corazones. La pregunta que puedes hacerte es ¿Qué tipo de terreno
eres? ¿Cómo acoges? Tendrías que fijarte si eres terreno del camino, pedregal,
espinos o buena. Un detalle importante es resaltar que Dios siembra con
generosidad. Esparce la semilla sin mirar dónde caiga. Veamos las distintas
acogidas.
Tierra del camino. La semilla cae,
pero al no encontrar acogida desaparece. Aquí se ubican las distracciones que
predominan en nuestro tiempo a través de los chismes, habladurías, ideologías,
palabrerías, exceso de consumo música, internet, modas, cosas mundanas.
La tierra en pedregal representa
la acogida de lo bueno con entusiasmo, pero al ser demasiado emotivo y
superficial desaparece tan rápido. Por ejemplo, se presenta la enfermedad, el
sufrimiento, la contrariedad, se seca, se disuelve y ya no hay más. La semilla
que cae en espinos son aquellas riquezas, placeres, preocupaciones mundanas que
terminan ahogando el deseo de cambiar y mejorar.
Está finalmente la tierra buena
que representa al que escucha, acoge y pone en práctica. Esta es la misión del
discípulo hacer realidad, dentro de su fragilidad, de la riqueza del mensaje heredado.
María es el ejemplo, escucha y fertilidad de la buena semilla.
P. Arnaldo Alvarado