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domingo, 26 de julio de 2020

Búsqueda y encuentro


Reflexión del Evangelio según san Mateo 13:44-46 | OpusMisericordiae
Foto: Opusmisericordiae

“El reino de los cielos se parece a un tesoro encontrado en el campo”


En efecto, compara el Reino de Dios a un tesoro encontrado en el campo y una perla fina que se compra. El que los encuentra vende todo lo que tiene y posee. En realidad, lo importante a subrayar aquí es la actitud de quien encuentra.

De esta manera el Señor nos interpela al diálogo cuyo comienzo ya inició en la eternidad pues estamos en la mente y plan de Dios. La existencia es un don, sea en la experiencia que hayas vivido o se encuentre, pero la vida humana es un regalo. Más todavía el bautismo selló esa alianza eterna y allí comenzó el reino de Dios.

¿Qué es lo mejor que has encontrado en la vida? ¿Cuál es el tesoro más valioso que tienes? ¿Qué perla fina tienes como valor máximo? ¿Cómo es tu actitud ante tales dones? Pues el tesoro se encuentra y la perla se busca. Esta es la fe y la vocación concreta que Dios te ha concedido para hacer todavía más fino la búsqueda del reino de Dios.

¿Qué es el reino de Dios? Es poseer al autor de todas las bendiciones y todos sus dones. Esto inicia ya aquí en esta vida de peregrinos y se manifiesta en ciernes. Luego, cuando pasemos de este mundo al otro, y más todavía al final de los tiempos se dará en plenitud. Vale la pena vivir aquí con los pies muy firmes en la tierra y el corazón muy fijo en el cielo.

Buscar el reino de Dios significa anteponer todo para conquistarla. En efecto es una respuesta de generosidad ante algo tan valioso cuya pérdida implicaría que la vida ya no tiene sentido: el bautismo y la fe. Se trata de poner las cosas en orden y expresar una actitud firme para conseguir esos tesoros.

Además, se trata de buscar continuamente el reino de Dios, es decir, que esto crezca. Ponerse en acción con los medios al alcance. El Dios de nuestra fe es de libertad y amor sin medida. El peligro está en la pasividad querer que todo venga sin esfuerzo y que Dios solucione o asuma lo que te corresponde.

Para conquistar lo más grande en la vida hay que hacer la guerra. Realmente demostrar que se aspira a conseguirlo. Pero esa lucha se hace concreto. El camino es el lugar donde Dios te ha puesto. Allí te ha dado una vocación estés donde estés.



P. Arnaldo Alvarado

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