Foto: Opusmisericordiae
“El reino de los
cielos se parece a un tesoro encontrado en el campo”
En
efecto, compara el Reino de Dios a un tesoro encontrado en el campo y una perla
fina que se compra. El que los encuentra vende todo lo que tiene y posee. En realidad,
lo importante a subrayar aquí es la actitud de quien encuentra.
De esta manera el Señor nos
interpela al diálogo cuyo comienzo ya inició en la eternidad pues estamos en la
mente y plan de Dios. La existencia es un don, sea en la experiencia que hayas
vivido o se encuentre, pero la vida humana es un regalo. Más todavía el bautismo
selló esa alianza eterna y allí comenzó el reino de Dios.
¿Qué es lo mejor que has
encontrado en la vida? ¿Cuál es el tesoro más valioso que tienes? ¿Qué perla
fina tienes como valor máximo? ¿Cómo es tu actitud ante tales dones? Pues el
tesoro se encuentra y la perla se busca. Esta es la fe y la vocación concreta
que Dios te ha concedido para hacer todavía más fino la búsqueda del reino de
Dios.
¿Qué es el reino de Dios? Es poseer
al autor de todas las bendiciones y todos sus dones. Esto inicia ya aquí en
esta vida de peregrinos y se manifiesta en ciernes. Luego, cuando pasemos de
este mundo al otro, y más todavía al final de los tiempos se dará en plenitud.
Vale la pena vivir aquí con los pies muy firmes en la tierra y el corazón muy
fijo en el cielo.
Buscar el reino de Dios significa
anteponer todo para conquistarla. En efecto es una respuesta de generosidad
ante algo tan valioso cuya pérdida implicaría que la vida ya no tiene sentido: el
bautismo y la fe. Se trata de poner las cosas en orden y expresar una actitud
firme para conseguir esos tesoros.
Además, se trata de buscar continuamente
el reino de Dios, es decir, que esto crezca. Ponerse en acción con los medios
al alcance. El Dios de nuestra fe es de libertad y amor sin medida. El peligro
está en la pasividad querer que todo venga sin esfuerzo y que Dios solucione o
asuma lo que te corresponde.
Para conquistar lo más grande en
la vida hay que hacer la guerra. Realmente demostrar que se aspira a
conseguirlo. Pero esa lucha se hace concreto. El camino es el lugar donde Dios
te ha puesto. Allí te ha dado una vocación estés donde estés.
P. Arnaldo Alvarado
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