Del Evangelio
según san Mateo 1, 1-17
Genealogía de
Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
El nacimiento de
Jesús, el Hijo de Dios, está ya muy cerca. A este tiempo llamamos navidad, días
entrañables para todo el mundo. El motivo es que las promesas anunciadas por
Dios en el Antiguo Testamento llegan a su cumplimiento.
El apóstol Mateo
subraya el linaje de Jesús. Él perteneció al pueblo elegido por Dios. En efecto
el Hijo de Dios tiene dos naturalezas la humana y la divina sin confusión, sin
cambio, sin división, sin separación en la única persona de Cristo.
Dios se hace
cercano en Jesús. Asume nuestra naturaleza humana para redimirla, esto es,
salvarnos; de tal manera pueda el hombre restablecer la unidad esperada con
Dios, con los demás, consigo mismo y con la creación.
Así como Cristo perteneció
a un linaje también nos hace ser conscientes que cada uno de nosotros es
descendiente. Tenemos un tronco común en la familia. Existimos con los demás y
no podemos vivir de otra manera. La navidad bien vivida puede cerrar heridas ocurridas
en las familias. ¿Valoras la memoria, ejemplo y buenas enseñanzas de tus
antepasados?
Navidad es tiempo
de unión y paz. Sólo alguien que es superior a nosotros puede unirnos. La fe
nos une en la espera de la llegada de Jesús y también en ese reencuentro con la
familia, aunque con las limitaciones por diversas circunstancias de trabajo,
pandemia, convalecencia, duelo, pero siempre unidos.
¿Cómo hacer que
nuestra espera de Jesús sea más intensa?
· La oración. Mira el Belén
o nacimiento en casa. Aprovecha ponerte delante en un rato de oración y recrea
con el corazón y la mente lo que ocurrió en Belén de Judá.
· Sé un personaje más. Medita la Biblia como un personaje más
que está allí en la narración. Estos días es ocasión para leer los primeros capítulos
de los evangelios.
·
Comparte
un gesto caritativo. Jesús
se hizo solidario con nosotros haciéndose parte de nuestra realidad. Es decir, se
metió en nuestros zapatos para elevarnos a la condición divina. Ofrece con
alegría ese gesto caritativo y solidario.
·
Focaliza. Recuerda que estos días hay nerviosismo,
preocupaciones, excesos de trabajos, estudios, pagos, que todo esto te sirva
para que lo conviertas en ofrenda al Niño Dios. Los pastores llevaron lo que
tenían en manos tú también puedes hacer lo mismo.
·
Recibe a Jesús en los sacramentos. Recuerda
ese mismo Jesús que nació en Belén lo encuentras de modo sacramental en la
Eucaristía y la confesión.
La Navidad es Jesús. Recíbelo con humildad y grandeza de
ánimo. Ofrécelo lo que ahora llevas y deposita en Él toda tu esperanza.
Buen día.