Foto: Historia National Geographic
Triduo pascual. Viernes Santo: Jesús me amó hasta el
extremo
Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado
Hoy
es Viernes Santo y se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Cristo en la
Cruz. Este es un día de oración, penitencia, ayuno (se puede tomar sólo un
alimento fuerte; para personas mayores, niños y convalecientes no obliga) y
abstinencia de no comer carne que obliga especialmente a los mayores de edad
(18-59 años).
Estar
en el lugar de la crucifixión y sepultura de Jesús, tal como relata la sagrada
escritura, es algo impresionante. Esa experiencia lo viví hace un tiempito en Jerusalén.
Qué
cambio en la vida de Jesús. El domingo fue acogido como rey y ahora rechazado,
calumniado, traicionado. También podemos contarnos en esa muchedumbre que
condena y crucifica a Cristo. El Señor con su amor hasta el extremo nos ha
hecho renacer y nos ha perdonado. Así como Eva nace del costado dormido de
Adán, así la Iglesia, y con ella cada cristiano, nace del costado abierto de
Cristo en la cruz.
La
liturgia es sobria, profunda y estremecedora. Destaca en ella el signo de duelo
por la muerte del Señor y la adoración de la Cruz. En este día la Iglesia ora
por todas las necesidades, especialmente por la conversión de quienes
voluntariamente se apartan del Amor misericordioso.
Únicamente
es el amor el que nos salva. Pero un Amor que se basa en el bien, la verdad y
la justicia. Los amoríos esclavizan y envilecen al ser humano. El amor hasta el
extremo, “el amigo da la vida por el amigo”. Cristo nos ha salvado por amor con
su muerte en la Cruz. Ha muerto por ti, por mí y por todos. Mediante ese
sacrificio nos vino la redención. San Pablo con toda razón dice: “Hemos sido
comprados a gran precio”. Tu vida vale la sangre de Cristo.
La
tarde del Viernes Santo representa el drama inmenso del sufrimiento del
inocente, del dolor, la injusticia, el experimentar el mal, en una palabra, el
tocar fondo de la vida. Pero ya Alguien que es Amor nos ha precedido en esto.
Hay alguien que se ha interesado antes.
Hoy
¿Qué se puede hacer en casa? Con la familia: leer Juan 18, 1-19,42, meditar y
ver la Pasión de Cristo (Una sugerencia: Película “La pasión de Cristo” de Mel
Gibson), escuchar la pasión según san Mateo de Bach, fundamental el que te conectes a la celebración de la pasión de tu parroquia y rezar el vía crucis. Identifícate con uno de los personajes.
Puedes
estar en la cruz del sufrimiento: enfermedad (como la pandemia que azota
fuertemente llevándose vidas), el dolor, la injusticia, la traición, la
calumnia, el odio, el resentimiento; recuerda que siempre hay personas buenas
que te acompañan, como el buen ladrón al lado de Jesús, María la madre de
Jesús. No estás en el abandono, en el sin sentido, mira a Cristo y su cruz.
Cristo
en la cruz dice: “Tengo sed”. Si tomamos este deseo divino desde un aspecto
profundo se puede decir que el Señor tiene sed de nuestra correspondencia al
amor, de la fe y de unir nuestras cruces del día a día a su cruz redentora. Entonces
vivir con la cruz a cuestas, que aparece y no la has causado, sí tiene sentido.
Que rechacemos el pecado y la soberbia con todas nuestras fuerzas.
El
cristiano acepta la cruz de cada día con Amor. La cruz llevada con buenas
disposiciones es signo de salvación y de esperanza. Cuando te ves en el
Calvario ¿Acudes a la compañía de Dios, personas nobles y María la madre de
Dios? La cruz no es el fin, sino el medio para la vida si lo llevas por amor y
con sentido de redención.
Tocar
la piedra y el Sepulcro donde Jesús fue enterrado es algo que te inunda a lo
más profundo. Jamás me sentí tan bien como el día que besé la tumba de Jesús. Sí
Cristo ha vencido la muerte, el mal, la injusticia y todo lo que ahora no
puedes entender. Estos signos de la oscuridad no pueden ser la última palabra.
Ya pasará todo y vendrá el día. Persevera y ten esperanza.