En aquel tiempo, acercándose
Pedro a Jesús le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende ¿cuántas veces le
tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? ¿Jesús le contesta: No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mt 18, 21-19,1).
Con esta respuesta el Señor nos
invita a perdonar siempre y hacerlo continuamente. El perdón es un acto de la
voluntad por el cual se identifica las heridas del pasado, se reconcilia y se
vuelve curado. Dios no se cansa de perdonar porque es esencialmente amor. Cuánto
más se ama, más se perdona. De allí que el perdón de Dios sea generoso.
Perdonar quiere decir expresar un
acto de amor a sí mismo y a los demás por amor a Dios. Lo que no quiere decir
que se está de acuerdo con la ofensa causada. No. Se perdona a la persona, pero
se rechaza los actos malos.
Puede que no tengamos el valor de
perdonar por la gravedad de las ofensas. Pero recuerda eso implica que se
cargue con algo pesado con la idea que traerá la solución. Pero no es así.
Algunos comparan el gesto de no perdonar como aquella persona que toma algo
amargo pensando que traerá la solución.
Más que un sentimiento el perdón
implica libertad para comprender los fallos, dejarlos en la mano de Dios y que
se restaure lo dañado. No se acepta el daño, sino la persona que quiere
cambiar. De parte del autor de la ofensa siempre tiene obligación de
restablecer y restituir lo dañado, cambiar de actitud y ser diferente.
¿Cómo puedo perdonar? ¿Cuáles
serían las fuerzas que me ayuden a perdonar? Humildad, esto es, comprender que
la ofensa está allí y se perdona aunque el autor del daño debe restituir las
pérdidas.
Oración. Pedirle a Dios la fuerza
para restablecerse y curar las heridas. Dar tiempo a que las heridas se curen.
Paciencia: tener fe en que las
personas cambiarán y tener la esperanza de que si perdono Dios también me
perdonará.
Justicia. Lo que es de justicia
debe restablecerse.
¿Cuáles son las heridas causadas
por ofensas propias y ajenas y que debes perdonar y pedir perdón? No dejes para
mañana lo que puede hacer hoy.
P. Arnaldo Alvarado