Acabo de leer
una máxima jurídica. Esta vez lo expresa el historiador romano Tácito:
“corruptissima republica, plurimae legis”; puede ser traducido así: cuanto más
corrupta es una república más leyes hace. ¿será esto el caso de nuestro país?
Se hacen más leyes y, por ejemplo, la corrupción va creciendo a gran escala en
diversos sectores. Pero ahora quiero decir dos palabras sobre la desprotección
del concebido y las leyes sobre el aborto: no es progreso ni solidaridad con el
concebido y la víctima.
Para ser
coherentes el compromiso con la vida debe siempre y en todas partes. Es
sorprendente hasta dónde pueden llegar nuestras acciones. Cuando nos proponemos
hacer actos heroicos llegamos a dar lo mejor de nosotros; cuando nos proponemos
actos que pensamos que son lícitos pero que realmente no lo es también hacemos
todo lo posible para conseguirlo; incluso cuando nos digan lo contrario
mostrándonos la realidad de las cosas. Se trata entonces del interés.
Un interés
común debe ser la defensa de la vida. Quienes defienden la vida desde su
concepción hasta la muerte natural están movidos directamente por el respeto y
la solidaridad con el más indefenso y la víctima o ¿no es así?. Es común de los
mortales ser solidarios con los necesitados, con aquellos que requieren de
algo, que son menesterosos. En este caso son dos: madre e hijo. Lógicamente ese
hijo o hija no ha llegado en el lugar y momento oportuno (en el caso de la
violación). Es realmente duro que una persona sufra semejante atropello a su dignidad.
Entonces sería
un fraude que al más necesitado privarle de lo más urgente. Atribuir que
legalizar el aborto es de progresía y solidaridad no parece razonable.
Realmente allí esas actitudes privan la vida del inocente y ponen en peligro de
la madre. Así pues la vida exige ser protegida por derecho y no el menoscabo.
Signo de
progreso es custodiar y desarrollar aquello que corresponde a cada uno y hacer
que sea mejor. No pensemos que buscar el progreso significa atropellar lo más
fundamental de las personas. El fin no justifica los medios. Por si acaso los
países del primer mundo no están allí porque han sido progresistas y permisivos,
sino por un trabajo serio a todos los niveles. Progreso es aquello que lleva al
bien común y a la mejora de todos. En la realización del aborto no veo ningún
progreso. Se elimina una vida inocente y se pone en peligro la vida de la
madre.
Defender a
quien no puede hacerlo por sí mismo es lo más solidario que se puede hacer. Se
trata de comprometerse con la necesidad del otro. No hacerlo y más todavía
negarle a sabiendas de la urgencia sí que es inhumano. Cuidado con las
sensiblerías.
P. Arnaldo
Alvarado
Docente de Filosofía