Foto: Proyecto buen samaritano
“El
reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo
encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que
tiene y compra el campo” (Mt 13, 44-46). El evangelio de Mateo recoge las
enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios.
Ante
las enseñanzas de Jesús podríamos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué es el
Reino de Dios? ¿Qué actitud asumir para hacernos parte? ¿Cómo testimoniar de
que lo tenemos ya de modo inicial y lo buscamos plenamente?
El
reino de Dios es la posesión de los bienes de Dios en el corazón humano que ya
se participa desde el bautismo y que plenamente se dará al final de los
tiempos. Nuestra tarea es perseverar en el reino de Dios mientras estamos en
esta vida, de tal modo, se manifieste en la historia personal, familiar y
social que nos toca vivir.
Entonces
el Reino de Dios es aquello que nos motiva y nos mueve a ser reflejos de Dios.
Lo consideramos como lo realmente importante y que vale la pena poner todos los
medios para mantenerlo en nuestra vida y esperar su plenitud. En este camino
del reino de Dios siempre el mismo Señor nos acompaña.
¿Cómo
testimoniarlo? Primero, con nuestra alegría
de ser cristianos, hijos de la Iglesia (que es el reino de Dios) y que tenemos
una herencia eterna. Segundo, haciendo bien nuestro trabajo y ayudando al bien común con la justicia. Tercero, fortaleciendo
nuestra familia mediante la unión y
ayuda mutua. Cuarto, mediante nuestro apostolado
de “la atracción”, que lo que decimos y hacemos realmente expresen lo que
llevamos en nuestro corazón y esperamos.
Saludos
a todos y bonito día.
P.
Arnaldo Alvarado
de julio 2019
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