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martes, 28 de junio de 2016

San Pedro y san Pablo. El Papa sucesor de Pedro

El día 29 de junio celebramos la fiesta de san Pedro y san Pablo en toda la cristiandad. Este día conmemoramos el martirio de ambos apóstoles en Roma (64-67). Ellos dieron testimonio de la fe con su sangre. San Pedro murió crucificado boca abajo y san Pablo decapitado.
La iconografía cristiana representa a san Pedro siempre con las llaves y pescados en las manos en algunas tradiciones; mientras que en la imagen de Pablo el distintivo es la espada. Pablo fue el instrumento elegido para llevar el mensaje de Cristo a los pueblos lejanos.
Cristo fundó con palabras y obras una única Iglesia que estaba preparada y anunciada en el Antiguo Testamento. Pero ¿por qué existen varias iglesias? Pues algunos hijos de la Iglesia se han ido de la casa. Los católicos tenemos que hacer todo lo posible para que estos hermanos vuelvan a la casa de Cristo. La Iglesia siempre tiene sus puertas abiertas. Esto es el ecumenismo, buscar la unidad de todos los bautizados válidamente. Podemos hacer el ecumenismo espiritual: rezando por la unidad de los cristianos “que todos sean uno” como rezó el Señor y convirtiéndonos más al Señor.
La Iglesia es la comunión de todos los bautizados por la misma fe, los sacramentos y bajo la guía del Papa como supremo pastor. Cristo fundó su Iglesia sobre los apóstoles con estas palabras “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,17).  Quiso poner al frente de ellos a Pedro.
En efecto, Pedro pasó de pescador a príncipe y por eso ocupa un lugar importante en la vida de los apóstoles; siempre es el primero; tiene autoridad y preside en la la comunidad cristiana. Nos preside en la caridad y el servicio. El Papa es sucesor de san Pedro, es el vicario de Cristo en la tierra. Tiene autoridad de servicio y su infabilidad está asegurada por la asistencia del Espíritu santo.
Recordemos que la Iglesia está asistida por el Espíritu Santo. Ella no es, ni se debe a la iniciativa humana; aunque educa, purifica, eleva todo lo humano. A lo largo de la historia han aparecido diversos embates del enemigo hacia la Iglesia. Pero ella ha superado y aún se ha hecho más fuerte. El enemigo más fuerte es el pecado de los hijos. Incluso en esta realidad podemos ver aquello de: “todo árbol bueno se poda para que dé más fruto”. La Iglesia católica perdurará por todos los siglos, así lo prometió su fundador: “las puertas del infierno no prevalecerán”. En definitiva, los enemigos de Dios y de la Iglesia son enemigos de la humanidad; pues ella es experta en humanidad. Los pecados de los hijos de la Iglesia desfiguran el rostro de la madre, pero no la anulan. La Iglesia es asistida por la santísima Trinidad.

P. Arnaldo Alvarado
arnaldo.alvar@gmail.com

Jr. Unanue 300

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