Del evangelio
según san Mateo 21, 33-43. 45-46
En aquel tiempo,
dijo Jesús:
Escuchen otra
parábola: había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca,
cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos
labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus
criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero
los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y
otro lo apedrearon.
Esta parábola refleja
la historia de la salvación. Esto es, las acciones bondadosas de Dios y la respuesta
del pueblo de Israel y de todo ser humano. En efecto, Dios eligió un pueblo,
hizo de todo para protegerlo, guiarlo, acompañarlo, darle todas las predilecciones,
pero no estuvieron a la altura. Es más, rechazaron a los profetas y enviados.
Incluso no reconocieron a Jesús como el mesías, el Hijo de Dios.
¿Alguna vez has
hecho de todo para ayudar y brindar lo mejor pero lo que has encontrado es
frialdad, ingratitud, indiferencia? ¿Cómo te has sentido? Probablemente te has
lamentado de esa actitud. Pues, sí y con toda razón. Pero luego caíste en la
cuenta de que todo lo has hecho por amor y con desinterés, entonces has
encontrado paz.
Dios nos bendice
y hace partícipe de tantos dones. Podemos dar un efecto multiplicador a todo lo
que recibimos. El Señor espera frutos, aunque sean pequeños, pero podemos
fructificar los dones recibidos. Siempre hay que hacer el bien incluso cuando
veas que parece que los otros no respondan. Lo importante es hacer y hacerse el
bien.
¿Cómo podemos
corresponder a todo lo que Dios y los demás que hacen de bueno?
· Con gratitud. Es un detalle de reconocer que aquello es un
regalo y que Dios y los demás han sido buenos con nosotros.
· Con efecto multiplicador. Si algo recibimos es para hacer mucho
bien.
· Con bendición. Es dar gracias y reconocer que Dios es la fuente
de todos los dones.
· Con
oración. Orar por las
personas que hacen del bien. Dios sabrá recompensarlos.
· Con esperanza. Siempre habrá personas de gran corazón, serán
como los enviados de Dios en momentos difíciles.
Recuerda, Dios
nos ha concedido tantos dones. Que en este tiempo de cuaresma especialmente
hagas un parón y puedas agradecer, multiplicar, bendecir, orar y esperar la
bondad de Dios y de sus amigos. Buen día.