En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.
En este pasaje bíblico hay un detalle impresionante. Se trata de la
presencia de las mujeres en la misión de Jesús. El Señor las acoge, fortalece, valora y hace
partícipe de su misión. En toda la biblia se puede apreciar el alto valor que
se concede a la mujer. Jesús mismo atendió, ayudó, acogió a mujeres de toda edad,
condición y raza.
Eso quiso también para su Iglesia. Por tanto, no hay ninguna discriminación.
Es más, la Iglesia Católica es la única institución que respeta en toda su integridad
la dignidad de la mujer. Ha luchado para custodiar su dignidad. La base es que
hay igual dignidad entre el varón y la mujer, pues ambos han sido creados a
imagen y semejanza de Dios.
Miremos algunos detalles. La primera criatura que expresa el fruto de la
santidad es una mujer, María la Madre de Dios y madre nuestra. Las primeras
testigos de la resurrección de Jesús son las santas mujeres.
En la historia de la Iglesia han existido y existen mujeres totalmente comprometidas
con obras apostólicas, misioneras, caritativas, heroísmos, gestiones de
proyectos en beneficio de toda la humanidad. Por ejemplo, pensemos en santa
Juana de Arco, Catalina de Siena, Rosa de Lima y muchas más que con su fe y
valor defendieron sus países.
La Iglesia ha insistido en tomar conciencia en la dignidad y la presencia
insustituible de la mujer en la Iglesia y la sociedad. Juan Pablo II decía: “su
papel es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la
sociedad” (IS, 10).
¡No más violencia hacia la mujer! Con esa mirada de trascendencia la mujer
humaniza la sociedad, sino ¡cuál sería la marcha de la sociedad! ¿Te admiras,
agradeces, respetas, custodias y promueves la dignidad de la mujer? Gracias
madres, hermanas y amigas.
Buen día.
P. Arnaldo Alvarado