Del evangelio
según san Mateo: Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
-Éstos son mi
madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está
en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Jesús quiere
dejarnos la compañía de su madre María. En el camino de la vida no estamos abandonados.
El problema terrible de nuestro tiempo es el sentirse solos. Pero no debería
ser así. Siempre el Señor mismo está en nuestro camino ¿Cómo lo tratas?
Hoy tenemos un
día especial. Celebramos a Nuestra Señora del Carmen. Aprovechamos para saludar
a todos sus devotos. Es una advocación propuesta por los carmelitas desde el
siglo XIII. Ha pasado el tiempo y todos los detalles para con nosotros es como
si fuera de hoy.
María es madre de
Dios y madre nuestra. Lo propio de una madre es querer a los hijos con tal generosidad
que incluso se olvidan de ellas mismas. Acudamos a la madre del Cielo en
tiempos buenos y cuando las situaciones sean complejas y no entendemos. Cuando
necesitamos consuelo.
En este día de la
Virgen del Carmen tenemos un detalle para identificarnos con ella. Se trata del
escapulario que es una prenda de hilo y tela que caen hacia la espalda y el
pecho en cuyos pliegos está la imagen de la Virgen del Carmen y el escudo
carmelita.
¿Por qué tiene dos
caídas? Precisamente porque es un signo protector, como si fuera un escudo para
las diversas batallas.
¿Qué compromiso
implica llevar el escapulario?
· Es un signo de dedicación especial a la
Virgen
· Es un regalo de la Virgen
· Es una muestra de consagración a María
· Es uniforme de servicio
· Es un signo que nos recuerda nuestra
condición de cristianos e hijos de Dios
· Lo puede llevar toda persona de buena
voluntad
· Se lleva todo el tiempo y por todas partes
· La primera vez que se recibe hay que pedir
que se imponga y bendiga
· Tiene tres significados: el amor, la
protección maternal de María, la pertenencia a María y el suave yugo de Cristo
Recuerda que
llevar el escapulario es como tener a la madre de Dios a tu lado y que comparte
las alegrías y te susurra al oído para advertirte del peligro. ¿Te animas a
llevarlo? Acércate a tu parroquia más cercana y llévalo con orgullo de hijos de
María.
P. Arnaldo Alvarado
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