¡Qué bien se está
aquí!
“En aquel tiempo, Jesús llevó a
Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta y se
transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco
deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les parecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús:
Entonces Pedro tomó la palabra y
dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que
estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías».” (Mc 9, 2-10).
Hoy celebramos la transfiguración
del Señor. Quiere decir que Jesús se manifiesta como quién es: el Hijo de
Dios. Es más, de esta manera Jesús
anticipa cómo será su persona después de la muerte y resurrección. Los testigos
más directos de este acontecimiento fueron los apóstoles más cercanos: Pedro,
Santiago y Juan.
También el Señor te hace testigo
de su vida. ¿Has tenido alguna vivencia de fe dónde has dicho qué bien se está
aquí? Sí, continuamente el Señor te invita a buscarlo, encontrarlo y entablar
un diálogo. Cuando el encuentro con Jesús es con sinceridad, perseverante y con
fe notas su presencia y envuelve todo el ser de la persona.
El Señor nos quiere como somos, con
nuestra historia y con las esperanzas. Te acoge, no te condena, ni rechaza. Así
que la fe cristiana no es para perfectos sino para quienes necesitamos ser
curados. Acércate con audacia al Señor. Eso sí esfuérzate para que los pecados,
los errores y fallos sean superados y los vayas cambiando. Dios no nos quiere a
los que se declaran derrotados antes de la batalla.
Recuerda que si Dios te hace
participar de la cruz suya, esa que viene de Dios y no es algo que tú lo has
causado, mediante la enfermedad, la injusticia, los imprevistos, carencia de
medios también te hará participar de sus bienes y más todavía de su
resurrección, esto es, de mantenerte en pie y expresar el gozo de la alegría.
En las buenas
y en las malas tienes todos los motivos para decir ¡Qué bien se está aquí! ¿Te
das cuenta que por el bautismo llevas la vida de Cristo y por tanto tienes que
reflejarlo en tu comportamiento? ¿Qué medios pones para superar tus pecados,
errores y faltas? Únicamente Dios puede satisfacer las aspiraciones más
profundas del ser humano aquí y totalmente en el más allá.
Buen día.
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