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jueves, 2 de septiembre de 2021

¿Cuál es el sentido del ayuno?

 


 

Del evangelio según san Lucas 5, 5, 33-39.

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:

«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».

Jesús les dijo:

«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».

Jesús nos propone el verdadero sentido del ayuno ¿En qué consiste? Es un acto de renuncia o privación en algunos momentos a algo importante -los alimentos sostienen la vida- por algo mucho más importante.

La clave del ayuno está en el sentido, es decir, ¿Por qué lo haces? Si es por un motivo humano -que sería muy chato- como para conservar la figura y quedar bien ante los demás; en cambio si es por un motivo de fe se trata de valorar lo realmente importante, esto es, por una razón espiritual de amor a Dios y al prójimo.

La iglesia prescribe el ayuno y abstinencia de no comer carne de modo obligatorio el miércoles de ceniza, esto es, al inicio de la cuaresma y viernes santo y la abstinencia los viernes del año. ¿Cuál es el sentido? Que el amor a Cristo llega a lo concreto. Esto no obliga a las personas que están en régimen especial.

A estas alturas de la vida ¿todavía se puede ayunar? Sí, por su puesto. Pues el ayuno es un acto de libertad, de orden interior, ya que nuestro corazón se llena de cosas superficiales que ocupan espacio y quitan tiempo para lo realmente importante.

También podríamos hablar de ayunar de críticas, palabras hirientes, curiosidad, música, series y programas de televisión, uso de internet, tiempo sólo para mí, compras innecesarias, exceso de uso de redes sociales. Quizá este es el ayuno más difícil, pero allí se ejerce la libertad y vale la pena ponerlo en práctica.

El sentido real del ayuno es señal de conversión, es decir, cambio de mentalidad para valorar lo realmente importante, como dedicarme a la oración, a una obra caritativa, estudiar temas trascendentes, santificar mi trabajo, dar sentido a la vida, valorar a las personas.

En definitiva, ayunar es un acto de vaciar lo que dificulta para dejar espacio para Dios y los demás. ¿Cómo decides ayunar? No lo decidas sólo por ti. Pide una orientación a tu director espiritual, confesor y lo haces para entrar en sintonía con Dios que es libertad, paz, amor y desprendimiento.

Buen día.

P. Arnaldo Alvarado

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