Del evangelio según san Lucas 5, 5, 33-39.
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos
también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo
está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces
ayunarán en aquellos días».
Jesús nos propone el verdadero sentido del ayuno ¿En qué consiste? Es un
acto de renuncia o privación en algunos momentos a algo importante -los
alimentos sostienen la vida- por algo mucho más importante.
La clave del ayuno está en el sentido, es decir, ¿Por qué lo haces? Si es
por un motivo humano -que sería muy chato- como para conservar la figura y
quedar bien ante los demás; en cambio si es por un motivo de fe se trata de valorar
lo realmente importante, esto es, por una razón espiritual de amor a Dios y al
prójimo.
La iglesia prescribe el ayuno y abstinencia de no comer carne de modo
obligatorio el miércoles de ceniza, esto es, al inicio de la cuaresma y viernes
santo y la abstinencia los viernes del año. ¿Cuál es el sentido? Que el amor a
Cristo llega a lo concreto. Esto no obliga a las personas que están en régimen
especial.
A estas alturas de la vida ¿todavía se puede ayunar? Sí, por su puesto.
Pues el ayuno es un acto de libertad, de orden interior, ya que nuestro corazón
se llena de cosas superficiales que ocupan espacio y quitan tiempo para lo
realmente importante.
También podríamos hablar de ayunar de críticas, palabras hirientes,
curiosidad, música, series y programas de televisión, uso de internet, tiempo sólo
para mí, compras innecesarias, exceso de uso de redes sociales. Quizá este es
el ayuno más difícil, pero allí se ejerce la libertad y vale la pena ponerlo en
práctica.
El sentido real del ayuno es señal de conversión, es decir, cambio de
mentalidad para valorar lo realmente importante, como dedicarme a la oración, a
una obra caritativa, estudiar temas trascendentes, santificar mi trabajo, dar
sentido a la vida, valorar a las personas.
En definitiva, ayunar es un acto de vaciar lo que dificulta para dejar
espacio para Dios y los demás. ¿Cómo decides ayunar? No lo decidas sólo por ti.
Pide una orientación a tu director espiritual, confesor y lo haces para entrar
en sintonía con Dios que es libertad, paz, amor y desprendimiento.
Buen día.
P. Arnaldo Alvarado
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