Del evangelio según
san Lucas,
En aquel tiempo,
dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un
ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
Con estas
palabras Jesús se muestra como el maestro. Aquel que es el camino, la verdad y
la vida. Él es rostro del Dios viviente. Nos ha dado a conocer a un Dios que
camina con nosotros y nos ha enseñado a tratarlo como Padre. Nos ha quitado la
ceguera que impedía ver a Dios que es persona.
Mira hay un
detalle interesante en los vehículos. Para circular por las noches tienen dos tipos
de luces: la luz baja permite ver pocos metros, la luz alta facilita ver mejor
y a larga distancia. Algo así nos sucede en la vida. Necesitamos de “luces
largas” y a este medio podríamos llamar la dirección espiritual.
Cuándo deseas
progresar en la vida espiritual, te percatas que tu corazón está hecho para
amar lo grandioso, necesitas ver mejor el camino a seguir ¿Qué podrías hacer? Buscar
un director espiritual, que es el sacerdote o la persona idónea que te facilita
el acompañamiento, guía y orientación.
En definitiva, es
Dios Espíritu Santo quien te ayuda y se vale del director espiritual. Esta
persona debe reunir las cualidades para acompañarte en el camino de la fe y el
progreso espiritual.
¿Cuál es el compromiso
de asumir la dirección espiritual? Se hace en el contexto de la fe, es recomendable
que sea frecuente mediante un diálogo y apertura sincera para descubrir lo que
Dios quiere. Te das cuenta que Jesús guiaba personalmente a sus apóstoles.
En la dirección espiritual
se encuentra los medios necesarios para aclarar la conciencia, disipar dudas,
decidir temas, descubrir el plan de Dios para ti y sobre todo para encontrar la
paz, alegría y gozo. Dado que a veces nos ahogamos en un vaso de agua. El
diálogo allí ventila el alma.
Entonces este acompañamiento
es un medio que ha forjado la santidad de mucha gente y para que sea muy provechosa
se requiere que sea con regularidad, con total libertad, ser atendidos por la
misma persona que nos conoce, apertura a la gracia divina, sinceridad y deseos
de poner en práctica lo que se ve como voluntad de Dios.
¿Has pensado en
buscar la dirección espiritual? “Si no levantarías sin un arquitecto una buena
casa para vivir en la tierra, ¿cómo quieres levantar sin Director el alcázar de
tu santificación para vivir eternamente en el cielo?” (Camino, 60).
P. Arnaldo
Alvarado