En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
“El reino de los
cielos se parece a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron al
encuentro del esposo.
Cinco de ellas
eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se
proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite
con las lámparas”.
Con esta parábola
Jesús nos invita a considerar ¿Cuál es nuestra forma de vivir la vida? Hay dos actitudes.
Por un lado, la necedad, que implica vivir de cualquier manera, metidos en la
prisa del día a día, preocupados por lo superficial, dejando de lado lo trascendente
y sin esperanzas.
Por otro, la
prudencia, esto es, se obra bien en cada circunstancia, las decisiones se
asumen con discernimiento, ponderación, apertura, dejándose orientar y actitudes
valientes y ordenadas. Con este estilo se valora lo realmente importante.
La necedad y la
prudencia son dos formas opuestas de ver la vida. ¿Cómo adquirir la prudencia y
el buen juicio? Podríamos decir de la siguiente manera:
1.
La reflexión,
es decir, considera con objetividad las decisiones importantes, piensa en el
todo, evita que los sentimientos de rabia, resentimiento, venganza u odio dirijan
tu decisión,
2.
El consejo,
pide una luz, palabra y orientación oportuna. No se puede ser juez y parte al
mismo tiempo. Sabemos mucho de la vida, pero necesitamos que alguien de buen criterio
nos ayude, brinde luces. Pedir consejo implica asimilar lo que se me dice y
hacerlo propio.
3.
La decisión,
el acto por el cual asumimos un comportamiento. Cuando se trata de temas
importantes debe ser bien ponderada, con calma, con fe y considerando las
consecuencias. Nunca decidas solamente por emociones.
4.
La oración,
orar significa que recibiré muchas luces en la inteligencia y fortaleza en la
voluntad.
Hoy justamente
celebramos a santa Mónica, ejemplo de oración perseverante. Su fe y amor a Dios
hicieron que su familia cambiara, dejara comportamientos que causaba
sufrimiento en todos. ¿Tu oración es perseverante? La oración siempre es la
mejor arma para afrontar las dificultades. Buen día.
P. Arnaldo
Alvarado