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jueves, 30 de septiembre de 2021

Hablar sana

 


Foto: AMOG

“Hablar sana”

Del evangelio según san Lucas 10, 13-16

En aquel tiempo Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

Estamos en el primer día de un mes tan especial, al menos en el Perú, es el mes morado del Señor de los Milagros y del santo Rosario. Son días bendecidos y hagámoslos grandes.

Volvamos al evangelio. En este pasaje Jesús usa un lenguaje de advertencia y asombro hacia los oyentes. El tema es que Corazaín y Betsaida eran ciudades de Galilea donde Jesús hizo milagros como multiplicar los cinco panes y los dos peces, caminó sobre las aguas, devolvió la vista a un ciego.

El problema está en que los ciudadanos no reconocieron a Jesús y por tanto no se cumplió lo que Dios esperaba de ellos. El milagro es un signo de Dios, una palabra que transforma y se hace obra. Jesús les echa en cara la incredulidad y dureza para creer de esta gente. ¿Crees y aceptas con prontitud lo que Dios te pide?

Se cree y se tiene confianza cuando se escucha. Esto implica que cuando algo se ve o se oye hay que darle importancia sea para mejorar, corregir o ayudar. Estamos en la sociedad de la información. Prácticamente los datos nos superan, nos falta tiempo para estar al día en todo.

Escuchar es una actitud activa de reconocer que el mensaje que Dios y personas buenas me comunican son valiosos para mí y puedo interiorizarlo, hacerlo más profundo, para desde allí entablar un diálogo.

Fíjate que Dios nos ha hablado y nos escucha. Su palabra nos sana. Si nosotros le hablamos a Dios en la oración también nos sanamos. Si hablamos de aquello que nos supone sufrimiento a alguien que puede ayudarnos nos sanamos.

El agua por naturaleza debe correr, fluir, ya que si está estancada se estropea y huele fatal. Hoy más que nunca necesitamos escuchar y hablar desde la profundidad de nuestro ser ¿Cómo podemos mejorar nuestra escucha y nuestra comunicación con Dios y los demás? Te sugerimos:

·       El silencio: procura tener un silencio edificante para escuchar, reflexionar y sacar propósitos.

·       Lectura: leer es el alimento del alma. Tienes la biblia, un libro de estudio, obra literaria, escritos espirituales, biografías.

·       Ora: habla de corazón a corazón con Dios que es tu Padre. Su palabra te sana.

·       Expresa a tiempo lo que sientes, no dejes que se estanque. Crea un espacio para forjar tu interioridad en la dirección espiritual.

·       Escucha música clásica y buena música.

·       Desconéctate. Educa el uso y acceso al mundo digital y las redes. Dale sólo el tiempo necesario. Imagínate vas al restaurant y todo el tiempo te pones a comer.

·       Concéntrate en lo que haces y ámalo.   

Cuando Dios habla y lo escuchamos también en sus signos su palabra nos sana. Buen día.

 

jueves, 23 de septiembre de 2021

¿Cómo puedo confiar en Dios?

 

Foto: Los valores

Del evangelio según san Lucas 9, 18-22.

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:

¿Quién dice la gente que soy yo?

Ellos contestaron:

Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Él les preguntó:

Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: el Mesías de Dios.

Confiar significa dejar con toda seguridad lo que te pasa en otra persona. Veamos los detalles de confianza que Jesús tiene con sus apóstoles, como orar con ellos y saber  qué esperan de Él ellos mismos y las demás personas.

Jesús es Dios. Es la segunda persona de la santísima Trinidad. ¿Te das cuenta de que Dios confía en ti? Sí, y lo ha hecho desde el primer instante de tu existencia. Dios ha pensado en ti, te ha amado y te ha creado libremente y por amor. Eres parte de un proyecto, no de la casualidad. Y aquí estás.

En la circunstancia que te encuentres es bueno que te preguntes ¿Estoy a la altura del sueño o proyecto de Dios? ¿Qué me lo impide? Allí surge la confianza en Dios, en dejarlo todo en sus manos, especialmente aquello que más te agobia, poner de tu parte sin desesperar lo que te corresponde para salir, darle sentido a lo que te pasa, mantener la serenidad de que Dios siempre estará de tu parte, aunque lo que experimentes sea muy duro y que nunca lo esperabas.

Ten paciencia, ten seguridad en el Señor. ¿Por qué pretendes hacer el tiempo de Dios como si fueran tuyos? Persevera con alegría y resiste con firmeza, todo pasará con la gracia divina y tu colaboración. Mira de todo sacarás mucho bien ¿acaso no lo ves?

Recuerda que Jesús te hace en esos momentos alegres o duros ¿Quién soy yo para ti? ¿Qué puedo hacer? Dile como Pedro: Tú eres el mesías. Es decir, tú eres mi Dios, mi Señor, mi salvador, gracias por darme tantas alegrías, perdona mis indiferencia y de las dificultades me sacarás no sé cuándo pero lo harás, confío en ti.

Teresa de Jesús dijo: Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,

Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,

quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.

Buen día.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Jesús y la mujer en la misión de la Iglesia

 


En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

En este pasaje bíblico hay un detalle impresionante. Se trata de la presencia de las mujeres en la misión de Jesús.  El Señor las acoge, fortalece, valora y hace partícipe de su misión. En toda la biblia se puede apreciar el alto valor que se concede a la mujer. Jesús mismo atendió, ayudó, acogió a mujeres de toda edad, condición y raza.

Eso quiso también para su Iglesia. Por tanto, no hay ninguna discriminación. Es más, la Iglesia Católica es la única institución que respeta en toda su integridad la dignidad de la mujer. Ha luchado para custodiar su dignidad. La base es que hay igual dignidad entre el varón y la mujer, pues ambos han sido creados a imagen y semejanza de Dios.

Miremos algunos detalles. La primera criatura que expresa el fruto de la santidad es una mujer, María la Madre de Dios y madre nuestra. Las primeras testigos de la resurrección de Jesús son las santas mujeres.

En la historia de la Iglesia han existido y existen mujeres totalmente comprometidas con obras apostólicas, misioneras, caritativas, heroísmos, gestiones de proyectos en beneficio de toda la humanidad. Por ejemplo, pensemos en santa Juana de Arco, Catalina de Siena, Rosa de Lima y muchas más que con su fe y valor defendieron sus países.

La Iglesia ha insistido en tomar conciencia en la dignidad y la presencia insustituible de la mujer en la Iglesia y la sociedad. Juan Pablo II decía: “su papel es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad” (IS, 10).

¡No más violencia hacia la mujer! Con esa mirada de trascendencia la mujer humaniza la sociedad, sino ¡cuál sería la marcha de la sociedad! ¿Te admiras, agradeces, respetas, custodias y promueves la dignidad de la mujer? Gracias madres, hermanas y amigas.

Buen día.

P. Arnaldo Alvarado

 

jueves, 9 de septiembre de 2021

¿Cómo se hace la dirección espiritual?

 

Foto: Aleteia

Del evangelio según san Lucas,

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:

«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

 

Con estas palabras Jesús se muestra como el maestro. Aquel que es el camino, la verdad y la vida. Él es rostro del Dios viviente. Nos ha dado a conocer a un Dios que camina con nosotros y nos ha enseñado a tratarlo como Padre. Nos ha quitado la ceguera que impedía ver a Dios que es persona.

Mira hay un detalle interesante en los vehículos. Para circular por las noches tienen dos tipos de luces: la luz baja permite ver pocos metros, la luz alta facilita ver mejor y a larga distancia. Algo así nos sucede en la vida. Necesitamos de “luces largas” y a este medio podríamos llamar la dirección espiritual.

Cuándo deseas progresar en la vida espiritual, te percatas que tu corazón está hecho para amar lo grandioso, necesitas ver mejor el camino a seguir ¿Qué podrías hacer? Buscar un director espiritual, que es el sacerdote o la persona idónea que te facilita el acompañamiento, guía y orientación.

En definitiva, es Dios Espíritu Santo quien te ayuda y se vale del director espiritual. Esta persona debe reunir las cualidades para acompañarte en el camino de la fe y el progreso espiritual.

¿Cuál es el compromiso de asumir la dirección espiritual? Se hace en el contexto de la fe, es recomendable que sea frecuente mediante un diálogo y apertura sincera para descubrir lo que Dios quiere. Te das cuenta que Jesús guiaba personalmente a sus apóstoles.

En la dirección espiritual se encuentra los medios necesarios para aclarar la conciencia, disipar dudas, decidir temas, descubrir el plan de Dios para ti y sobre todo para encontrar la paz, alegría y gozo. Dado que a veces nos ahogamos en un vaso de agua. El diálogo allí ventila el alma.

Entonces este acompañamiento es un medio que ha forjado la santidad de mucha gente y para que sea muy provechosa se requiere que sea con regularidad, con total libertad, ser atendidos por la misma persona que nos conoce, apertura a la gracia divina, sinceridad y deseos de poner en práctica lo que se ve como voluntad de Dios.

¿Has pensado en buscar la dirección espiritual? “Si no levantarías sin un arquitecto una buena casa para vivir en la tierra, ¿cómo quieres levantar sin Director el alcázar de tu santificación para vivir eternamente en el cielo?” (Camino, 60).

P. Arnaldo Alvarado


jueves, 2 de septiembre de 2021

¿Cuál es el sentido del ayuno?

 


 

Del evangelio según san Lucas 5, 5, 33-39.

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:

«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».

Jesús les dijo:

«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».

Jesús nos propone el verdadero sentido del ayuno ¿En qué consiste? Es un acto de renuncia o privación en algunos momentos a algo importante -los alimentos sostienen la vida- por algo mucho más importante.

La clave del ayuno está en el sentido, es decir, ¿Por qué lo haces? Si es por un motivo humano -que sería muy chato- como para conservar la figura y quedar bien ante los demás; en cambio si es por un motivo de fe se trata de valorar lo realmente importante, esto es, por una razón espiritual de amor a Dios y al prójimo.

La iglesia prescribe el ayuno y abstinencia de no comer carne de modo obligatorio el miércoles de ceniza, esto es, al inicio de la cuaresma y viernes santo y la abstinencia los viernes del año. ¿Cuál es el sentido? Que el amor a Cristo llega a lo concreto. Esto no obliga a las personas que están en régimen especial.

A estas alturas de la vida ¿todavía se puede ayunar? Sí, por su puesto. Pues el ayuno es un acto de libertad, de orden interior, ya que nuestro corazón se llena de cosas superficiales que ocupan espacio y quitan tiempo para lo realmente importante.

También podríamos hablar de ayunar de críticas, palabras hirientes, curiosidad, música, series y programas de televisión, uso de internet, tiempo sólo para mí, compras innecesarias, exceso de uso de redes sociales. Quizá este es el ayuno más difícil, pero allí se ejerce la libertad y vale la pena ponerlo en práctica.

El sentido real del ayuno es señal de conversión, es decir, cambio de mentalidad para valorar lo realmente importante, como dedicarme a la oración, a una obra caritativa, estudiar temas trascendentes, santificar mi trabajo, dar sentido a la vida, valorar a las personas.

En definitiva, ayunar es un acto de vaciar lo que dificulta para dejar espacio para Dios y los demás. ¿Cómo decides ayunar? No lo decidas sólo por ti. Pide una orientación a tu director espiritual, confesor y lo haces para entrar en sintonía con Dios que es libertad, paz, amor y desprendimiento.

Buen día.

P. Arnaldo Alvarado

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