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viernes, 13 de noviembre de 2015

Nuestras dos pasiones. El hombre en el tiempo.


El hombre es un ser para adquisiciones. Necesita poseer ¿qué cosas especialmente?. Todos tenemos la experiencia de estar en un centro comercial o mercado. Nos percatamos que acuden gente con objetivos claros muchos; otros están para enterarse de los productos y ofertas sin más; y quienes simplemente están sin razones que ellos mismos no conocen, pero están.

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En la vida hay temas que deben estar claros. Una de ellas es saber de dónde vengo, quién soy,  para qué estoy. Son cuestiones intransferibles. La tarea más bonita que tenemos como seres inteligentes ante la realidad es conocer cómo están, cómo son sus leyes, cuáles son sus estructuras y cómo se relacionan o qué impacto tienen. De esto se ocupa a nivel especializado las ciencias humanas y las experimentales, pero también en su lugar el sentido común; eso que llamamos lo razonable.
Uno de los temas más cuestionados es precisamente aquello que se refiere al ser humano. La señal son los debates que a todos los niveles –científico, comunicativo, vivencial- están encendidos. Debatir las cosas es importante, más todavía escuchar razones que buscamos por naturaleza: abiertos al saber y conocer la verdad. Además esta tendencia es insaciable. Pero ese deseo de conocer la verdad no está exento de eclipses y prejuicios; y nuestra libertad depende de la aproximación a la verdad.
Pero ¿qué nos ocurre? ¿Qué nos pasa? ¿Por qué tenemos dificultades en temas tan importantes como la dignidad humana, la vida, la libertad, la sexualidad, la educación, el progreso, la administración del tiempo libre, la tecnología y muchas otras cuestiones decisivas?. ¿Por qué temas que son importantes se han convertido en opinables?.
Al parecer nos hemos olvidado de lo más humano: que somos capaces de conocer la verdad de las cosas y buscar adherirse a ellas como bien. Entonces se trata de recordar qué implica la condición humana, que exige ser formada para amar la verdad y el bien. Como racionales necesitamos bienes completos y trascendentes, sin olvidarnos de los parciales e inmediatos.

P. Arnaldo Alvarado

arnaldo.alvar@gmail.com

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