Del evangelio según
san Juan 10, 31-42
En aquel tiempo,
los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
Él les replicó:
Les he hecho ver
muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?
Mientras
peregrinamos en esta vida convivimos con el bien y el mal. Ni siquiera Jesús el
Hijo de Dios se libró de esa vivencia. Jesús pasó haciendo el bien cuya misión
fue darnos a conocer a Dios plenamente y manifestar las obras de salvación con
sus enseñanzas, milagros, con su muerte y resurrección.
En este pasaje Jesús
tiene al frente un grupo de personas, seguramente eran pocas pero estaban
enfurecidas, con envidia y ambición. Buscan la forma de acabar con Él. Se
inventan cosas, le calumnian, atribuyen dichos y hechos falsos a tal punto que
cogen piedras para darle muerte.
Podrías pensar ¡Qué
raza de gente! Sí, pero también hay situaciones de la vida que los justos,
inocentes, gente buena, sencilla, humilde, que hacen mucho bien viven la
experiencia de Jesús. ¿Tienes alguna piedra para lanzar a alguien? Es hora de
dejarlo.
Pues tanta gente
buena que son excluidos, calumniados, se le atribuyen injusticias y persiguen.
Si alguna vez estás del lado inocente y te toca vivir algo así persevera en la
serenidad, confianza en el Señor, hazte buena persona y sobre todo vive la
libertad. Te pueden acusar de lo que sea, te quitarán todo lo externo pero
jamás la interioridad y libertad.
¿Cómo convertir un
obstáculo del camino en una oportunidad?
·
Persevera en el bien. Dice la sabiduría común “el que no debe no teme”. Conserva la calma y
la lucidez.
·
Actúa con firmeza. Jamás está permitido dejarse avasallar por el mal. Pon los medios
razonables y buenos a tu alcance para frenar el mal siempre con firmeza y buena
educación.
·
Confía en el Señor. Hay cosas que en esta vida puede que no encuentres justicia, pero existe
la justicia divina y la vida misma. Deja al tiempo y la vida.
·
Mantén la esperanza. Ya pasará todo. El justo es como un árbol, cuánto más se poda más
fuerte se hace y mejores frutos trae. Vendrán tiempos nuevos.
Entonces, toda
dificultad se convierte en una oportunidad de perseverar en el bien, actuar con
firmeza frente al mal, confiar en el Señor y vivir con mucha esperanza. Buen
día.
P. Arnaldo A.