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viernes, 8 de abril de 2016

Amoris laetitia: la alegría del amor

La alegría del amor

Se abre una nueva llave para acceder por la puerta verdadera a la cuna del amor.  Se trata del documento ofrecida por el Papa Francisco a toda la humanidad, Amoris laetitia, que significa “La alegría del amor”.

En efecto, esta mañana se publicó en el Vaticano la esperada Exhortación apostólica que es fruto de la reunión de los Obispos e invitados para el Sínodo de la familia en Roma.

La exhortación está compuesta por nueve capítulos y 325 numerales.  Así inicia el documento: “La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia” (n. 1).

Posteriormente se dice como si fuera la intención del Papa: “esta exhortación adquiere un sentido especial en el contexto de esta Año Jubilar de la misericordia. En primer lugar, porque la entiendo como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. En segundo lugar, porque procura alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo” (n.5).

Considero que esta exhortación sea como un vademécum, esto es, algo que debe llevar consigo la familia. En ella se encuentra las luces, las sombras y amenazas, el clima y las esperanzas de toda persona y por tanto también de toda familia, pero especialmente la cristiana. Además su lectura se hace fácil y de cercana comprensión.


P. Arnaldo Alvarado
SSJ-IESPPSJ

martes, 5 de abril de 2016

Perú, elecciones generales 2016. Yo voto por...

Elecciones generales 2016: Yo voto por…

Resultado de imagen para DERECHO AL VOTO
A muy pocos días de las elecciones generales en el Perú nos permitimos decir algo sobre la orientación de nuestro derecho al voto. La pregunta que más hacemos y recibimos es ¿A quién darás tu voto? La respuesta algunas veces es clara y otras aún están en la incertidumbre. Las propuestas de muchos candidatos no nos parecen decididas y objetivas.
Los ciudadanos peruanos realizaremos el 10 de abril un derecho de capital importancia. 

Ante las cosas trascendentes lo propio es que preceda la reflexión, consulta, decisión y coherencia.

Como buenos ciudadanos tendríamos que pensar en el bien total del país. Esto es, en que nuestra elección vaya hacia aquella o aquél cuyas propuestas sean claras, decididas y convincentes en temas de respeto a la dignidad humana, buena educación, protección y apoyo a la familia, empleabilidad y condiciones de dignidad para todo ciudadano.

Ante lo decisivo elijamos a quién pueda trabajar por todos. Quien está en el gobierno preside un país para todos. Es problema es cuando se llega al poder buscando la gloria y la ganancia fortalecido por un pacto oculto.

¡Atención con actuar sólo por pasión y heridas históricas! Es preocupante cómo no las superamos e incluso maquillamos la verdad de las cosas con la finalidad de llegar al poder sea como sea. Habría que recordar que el poder más que una meta es una tarea de servicio.

Entonces mi voto va hacia la protección de la dignidad humana, la familia, la buena educación, la justicia y leyes justas y el desarrollo integral de los ciudadanos. Ya no estamos para improvisar las cosas.

P. Arnaldo Alvarado
Jr. Unanue 300

Docente de filosofía SSJ-IESPPSJ

lunes, 28 de marzo de 2016

Feliz Pascua: Mensaje Pascual del Papa Francisco y bendición urbi et orbi 2016

Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
El Papa saluda a los fieles. Foto: Martha Calderón / ACI Prensa
Jesucristo, encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús es el Señor!
Su resurrección cumple plenamente la profecía del Salmo: «La misericordia de Dios es eterna», su amor es para siempre, nunca muere. Podemos confiar totalmente en él, y le damos gracias porque ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo.
Ante las simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación. Sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida.
El anuncio gozoso de la Pascua: Jesús, el crucificado, «no está aquí, ¡ha resucitado!» (Mt 28,6), nos ofrece la certeza consoladora de que se ha salvado el abismo de la muerte y, con ello, ha quedado derrotado el luto, el llanto y la angustia (cf. Ap 21,4). El Señor, que sufrió el abandono de sus discípulos, el peso de una condena injusta y la vergüenza de una muerte infame, nos hace ahora partícipes de su vida inmortal, y nos concede su mirada de ternura y compasión hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia. El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles.
Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil. Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción una sociedad fraterna, respetuosa de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos. Que el mensaje de vida, proclamado por el ángel junto a la piedra removida del sepulcro, aleje la dureza de nuestro corazón y promueva un intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak, Yemen y Libia. Que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el rostro de Cristo, fomente la convivencia entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, así como la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras. Que el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas.
Que el Señor Jesús, nuestra paz (cf. Ef 2,14), que con su resurrección ha vencido el mal y el pecado, avive en esta fiesta de Pascua nuestra cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil; que lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados por tensiones políticas y sociales.
Dios ha vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor; su Hijo, Jesús, es la puerta de la misericordia, abierta de par en par para todos. Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos. Y que se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos.
El Cristo resucitado, anuncio de vida para toda la humanidad que reverbera a través de los siglos, nos invita a no olvidar a los hombres y las mujeres en camino para buscar un futuro mejor. Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados —incluyendo muchos niños— que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social. Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda.
Que la cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos.
Que, en este día glorioso, «goce también la tierra, inundada de tanta claridad» (Pregón pascual), aunque sea tan maltratada y vilipendiada por una explotación ávida de ganancias, que altera el equilibrio de la naturaleza. Pienso en particular a las zonas afectadas por los efectos del cambio climático, que en ocasiones provoca sequía o inundaciones, con las consiguientes crisis alimentarias en diferentes partes del planeta.
Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: «No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33). Hoy es el día brillante de esta victoria, porque Cristo ha derrotado a la muerte y su resurrección ha hecho resplandecer la vida y la inmortalidad (cf. 2 Tm 1,10). «Nos sacó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría, del luto a la celebración, de la oscuridad a la luz, de la servidumbre a la redención. Por eso decimos ante él: ¡Aleluya!» (Melitón de Sardes, Homilía Pascual).
A quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir, a los ancianos abrumados que en la soledad sienten perder vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro, a todos dirijo una vez más las palabras del Señor resucitado: «Mira, hago nuevas todas las cosas... al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente» (Ap 21,5-6). Que este mensaje consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos.
Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, deseo renovar mis deseos de Buena Pascua a todos ustedes, venidos a Roma desde diversos países, como también a cuantos se han conectado a través de la televisión, la radio y otros medios de comunicación. Que pueda resonar en vuestros corazones, en vuestras familias y comunidades el anuncio de la Resurrección, acompañado de la calurosa luz de la presencia de Jesús vivo: presencia que ilumina, reconforta, perdona, sosiega… Cristo ha vencido el mal en la raíz: es la Puerta de la salvación, abierta de par en par para que cada uno pueda encontrar misericordia.
Les agradezco su presencia y su alegría en este día de fiesta. Un agradecimiento particular por el don de las flores, que también este año provienen de los Países Bajos.
Lleven a todos la alegría de Cristo Resucitado. Y por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo pascual y hasta pronto!

miércoles, 23 de marzo de 2016

Empleabilidad y marketing personal (recensión)

Usted S.A. Empleabilidad y marketing personal, Inés Temple, Rialp, Planeta, 2015. 146 p.

Empleabilidad. Nos encontramos ante el fenómeno de la interconexión instantánea. En este ámbito recibimos informaciones frecuentemente sobre el empleo y desempleo. El desempleo siempre es trágico para todos. Hay que prevenirlo y subsidiarlo con afán solidario cuando se presente.

Es preocupante las diversas circunstancias históricas que han marcado los últimos diez años en los cinco continentes. Sólo por mencionar la crisis económica en Estados Unidos y los países europeos han causado efecto en el resto del mundo. En estos últimos meses, especialmente, la preocupación es con el decrecimiento económico asiático. Estos lugares se convierten en referenciales para aquellos que están en vías de desarrollo. Las olas de aquellos “coletazos” acaban siempre por llegar a tierras firmes.

Inés temple nos ofrece en este libro información detallada de cómo crecer en la empleabilidad; esto es, cuidar la competitividad y eficiencia más allá de las necesidades del momento. Ya no es válido decir por fin llegué, aquí me quedo. Podríamos considerar el trabajo como un espacio de desarrollo personal e institucional. Ambos aspectos son imprescindibles para la buena empleabilidad.

La autora del libro es presidente de LHH – DBM Perú y de LHH Chile, empresas consultoras líderes en outplacement (recolocación de personal) y movilidad del talento en ambos países, solo por mencionar algo. El libro ha tenido gran éxito en 8 países.

El ensayo es impresionante. Está distribuido en 5 capítulos de lectura ágil y amena. El libro denota investigación, trabajo y mucha experiencia. Los temas tratados son: cambios de perspectivas laborales, empleabilidad, competitividad personal, marca personal y marketing personal. Me atrevo a sintetizar que este libro ofrece recursos y estilos para hacer crecer tu empresa personal. El principal gestor de una empresa es el propio protagonista del cargo que sea.

Además, podríamos resaltar algunas ideas del libro y válidas para todo aquel que desea ser más empleable: la marca lo crea cada uno con la eficiencia y optimización de su desempeño; es necesario la formación continua y actualización pues hoy más que nunca el trabajo es volátil; el talante humano viene de los valores y la ética encarnada en la persona; esto último es factor clave de todo marketing personal.

En definitiva, el libro es apto para todo aquel que desea potenciar sus habilidades que se orientan a un proyecto de crecimiento personal e institucional. Cuando pensamos en el empleo pensemos en dos alas para despegar: crecer y hacer crecer.



P. Arnaldo Alvarado S.
Docente de filosofía SSJ-IESPPSJ
Jr. Unanue 300

arnaldo.alvar@gmail.com

martes, 22 de marzo de 2016

Semana Santa: Misa Crismal


MISA CRISMAL: ORIGEN Y SENTIDO

El día martes 22 de marzo a las 7pm en la Catedral de San Vicente de Cañete tendrá lugar la celebración de la Misa Crismal, esto es, el Obispo celebra con todo el presbiterio y el pueblo cristiano.


Se llama misa crismal porque está presidida por el obispo y concelebrada con los presbíteros de la diócesis (Prelatura); es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y lo que se van a bautizar).        
 
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.  
 
La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.      
 
Ordinariamente esta misa se celebra, en la catedral de cada diócesis el Jueves Santo; pero, por razones de conveniencia pastoral porque los sacerdotes no podrían llegar a sus respectivas parroquias, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa.    
 
Haberla fijado el Jueves Santo no se debe al hecho de que ese sea el día de la institución de la eucaristía, sino, sobre todo, a una razón práctica: poder disponer de los santos óleos, sobre todo del óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.

Participemos en la Eucaristía y así expresamos nuestra comunión con toda la Iglesia local.


P. Arnaldo Alvarado 
SSJ-IESPPSJ - Cañete


domingo, 20 de marzo de 2016

Semana Santa: Qué y cómo celebrar

Lo que debes saber para vivir la semana santa: días de reflexión y misericordia

La semana santa es el tiempo en la Iglesia que inicia con el domingo de Ramos y concluye el domingo de resurrección. Es toda una semana dedicada a celebrar las acciones de Dios por nuestra salvación. Cada día se conmemora algo especial de la vida de Cristo. El triduo pascual ocupa el centro de la semana santa; está formado por los días: viernes santo, sábado santo y domingo de resurrección.

La semana santa pero especialmente el Triduo santo pascual siempre ha ocupado un lugar central en todo el año cristiano. En estos días vemos todo lo que hizo Dios por nosotros: institución de la Eucaristía, el sacerdocio, la caridad, muerte, sepultura y la Resurrección de Cristo. Veamos día por día.

El domingo de Ramos celebramos la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén y el anuncio de su pasión. El lunes, martes y miércoles santo hacemos memoria respectivamente de la unción en Betania, del anuncio de la traición de Judas y del hecho mismo de la traición.

El jueves santo conmemoramos la institución de la Eucaristía, el sacerdocio y el mandato de la caridad. Jesús instituye todo esto en la última cena.

El viernes santo es un día de ayuno y abstinencia. La Iglesia conmemora la pasión y muerte del Señor. Además recuerda que ella nace del costado de Cristo muerto en la cruz. También es un día especial porque hacemos la oración por todos y por todas las necesidades.

El sábado santo es el día del silencio ante la sepultura del Señor. La iglesia medita la muerte de su Señor. Es el día de la esperanza.

Con la vigilia pascual y el domingo celebramos la resurrección del Señor. Cristo ha resucitado y vive con nosotros. Como cristianos estamos obligados a celebrar la Pascua con el Señor. ¿Qué significa celebrar la pascua? Significa paso, cambio para cosas buenas. Por ejemplo si yo no voy a Misa los domingos ahora me propongo asistir. Sin no me gusta ayudar en casa o a los amigos, ahora me esfuerzo por pensar en los demás. Si no quiero perdonar, ahora perdono y rezo por los que me han hecho el mal. Si estoy en pecado, ahora recupero la gracia. Son días de descanso pero en el Señor. Para Dios no hay vacaciones.

El mejor modo de celebrar la pascua es asistiendo a las celebraciones litúrgicas y haciendo una buena confesión y un buen propósito. Dios nos ama con locura y por eso da su vida en la cruz. Dice san Pablo, “Cristo se entregó por mí, murió por mí”. Entonces ¿qué puedo hacer por Él?. Hagamos una buena confesión, pidamos perdón a Dios. Él nos perdona porque nos ama. Si no estás tranquilo y con paz es que te falta el perdón y reconciliación. Conviértete y vive feliz.

P. Arnaldo Alvarado

Seminario Mayor de Cañete - IESPPSJ

sábado, 12 de marzo de 2016

Marcha por la vida en Cañete 2016

Marcha por la vida en Cañete: Nuestro primer derecho, la vida




Es sábado 12 de marzo 2016 9am. Miles y miles en las calles. Una vez más el pueblo peruano y Cañete se puso en marcha para expresar su amor por la vida. SÍ Cañete ama la vida.

La convocatoria inició desde el ingreso a San Vicente a las 9am  y concluyó a las 11.30 en la plaza de armas. El recorrido fue impresionante. Cuánto más avanzábamos se unía más familias. Todo el recorrido fue animado por los participantes que cantaban, bailaban y alentaban al pueblo cañetano.

Participaron nuestras autoridades civiles y eclesiástica. Asimismo, estuvieron garantizadas toda la seguridad del evento. Cabe destacar la presencia especialmente a los jóvenes universitarios y adultos. Ellos son los centinelas de la vida.

Poco a poco este evento va convirtiéndose en un evento de gran magnitud. Sí Cañete y el Perú ama la vida.

P. Arnaldo Alvarado
Docente de Filosofía SSJ-IESPPSJ


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