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jueves, 4 de noviembre de 2021

¿Cómo administrar los bienes recibidos?

 

 


Foto: Opusdei

Del Evangelio según san Lucas 16,1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador es aquél que ha recibido la confianza del dueño para llevar la gestión de sus bienes. Debe recordar que es un encargo temporal. Su actitud frente a los bienes es de responsabilidad. Siempre tiene que dar cuenta de su gestión al dueño.

¿Reconoces que has recibido muchas bendiciones? Sí, incluso aquello que jamás esperábamos recibirlo o porque es algo grandioso o porque representa una prueba de la vida. En ambos casos nos toca gestionarlo para sacar muchos bienes espirituales y humanos.

¿Cómo está tu respuesta y correspondencia ante todo lo que has recibido? ¿Agradeces? ¿Te pones a fructificarlo? Tienes tanto que agradecer a Dios y a quienes te brindan el apoyo necesario. El mayor peligro del administrador es someter las cosas a su arbitrio, capricho o interés individualista.

¿Cómo podrías ser un buen administrador de todos los bienes recibidos: trabajo, familia, oportunidades, bienes?

·       Agradece. Esto implica reconocer que la fuente de todos los bienes es el Señor. Esta actitud refleja un espíritu noble.

·       Confía. Si el Señor te ha confiado mucho -cosas bonitas y duras- será porque puedes llevarlo con su ayuda. Confía más en el Señor. Él sabe lo que llevas.

·       Asume una actitud valiente y responsable para estar a la altura de lo tienes como misión.

·       Comprométete de hacer tu tarea de cara a Dios. Él te dará la recompensa.

·       Rinde cuentas. Esta es la conciencia de que no eres dueño de tu vida, de los demás. Es una buena actitud examinarse en la conciencia al finalizar el día ¿Qué hice bien? ¿Qué dejé de hacer? ¿Qué hice mal? ¿En qué puedo mejorar?

Recuerda que eres administrador y si Dios ha permitido que estés llevando la situación que tienes, mucho bien harás si pides su ayuda, eres noble y le das sentido positivo a todo.

jueves, 28 de octubre de 2021

¿Cómo descubro mi vocación?

 

Foto: Escolapios 2.1


Del evangelio según san Lucas 6, 12-19

Por entonces, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos los nombró apóstoles: Simón, Andrés, Santiago y así los doce

Jesús eligió a sus apóstoles por amor, misericordia y libertad, es decir, llamó a los que quiso después de orar por ellos. Todo apóstol es elegido, formado y enviado. Fíjate que el Señor ora por todo bautizado, pues ha sido elegido también por Dios. Recuerda que tienes una misión apostólica ¿Cómo te involucras?

¿Qué es la vocación cristiana? Es la llamada que Dios hace para recibir la fe bautismal y formar parte de la Iglesia. Dios se vale de diversas formas para incorporarnos a su familia: amigos, lecturas, familiares, testimonios, acontecimientos. Una vez que se recibe la fe católica en el bautismo es para siempre.

Veamos una realidad muy práctica para entender lo importante de descubrir la vocación. Se trata, cuando no hay luz eléctrica se nota su ausencia y los dispositivos electrónicos sin energía no van. Lo mismo sucede con la vocación o el camino que el Señor te tiene preparado que aún no lo descubres. Pues la vocación es esa luz que nos lleva a la misión concreta.

¿Has pensado cuál es plan que Dios tiene para ti? Dentro de la fe hay caminos para seguir una vocación específica, algún carisma, el matrimonio, el sacerdocio, la vida consagrada, dedicarte a benéficas, grupos de oración, obras caritativas, educativas, etc.

¿Cómo descubrir tu vocación? Aquí te dejamos unas pistas:

·       Eres inconforme. Es bueno que alguien te oriente para encontrar las pistas.

·       Sientes en tu corazón deseos de dar a conocer a Dios

·       Te encantan los grandes retos por amor a Dios y la fe

·       Tienes proyectos humanos definidos, pero ves que se queda corto con lo que sientes y te gustaría realizar obras a favor de los demás

·       Quieres ser alguien que deje huellas bonitas en los otros

·       El testimonio de alguien que vive la fe te ha despertado el interés

·       Libertad, todo lo quieres por amor a Dios y dar lo mejor para los demás

¿Te propones a seguir el plan de Dios? Ponte en marcha con fe, oración, decisión, renuncias para conquistar algo grande y libertad.

P. Arnaldo Alvarado

jueves, 21 de octubre de 2021

¿Cómo tomar buenas decisiones?

 


Foto: VIX

 

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:

«Cuando ven subir una nube por el poniente, dicen enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur dicen: “Va a hacer bochorno”, y sucede.

Hipócritas: saben interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no saben interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no saben juzgar vosotros mismos lo que es justo?

Jesús aquí hace una especie de juego de palabras. Por un lado, resalta de los oyentes la habilidad para interpretar el tiempo climático y por otro se fija en el tiempo de salvación que es lo que importa y les echa en cara que han visto los signos del mesías y no han sabido reconocerlo.

Por las prisas y circunstancias de la vida puede que estemos enfrascados y saturados de información y cosas que pasan pero que no detectamos el dolor ajeno y por qué pasan y qué es lo que Dios espera de mí. Hay que estar a la altura de los tiempos, pero también atentos a lo que Dios nos pide en los acontecimientos gratos y complicados.

¿Tus vivencias de ahora tienen algún sentido? Recuerda todo lo que pasa tiene un sentido. Es bueno discernir bien, esto es, poner sobre la mesa todos los factores que están en juego y buscar lo mejor, que no siempre es lo que más nos gustaría.

Aquí algunos puntos para discernir y tomar una buena decisión:

1.     Escucha. Abre el corazón y el entendimiento para sintonizar con lo que Dios te está pidiendo en aquello que debes ayudar o decidir. Hacerlo con objetividad.

2.     Reconoce el signo. Dios usa mediaciones y te habla en la conciencia, la lectura que haces, el testimonio que escuchas, el sufrimiento de otra persona, un ejemplo bonito, un buen deseo que aparece en tu corazón. Diríamos que son voces sutiles de Dios y siempre te dice algo. Recuerda es tu momento.

3.     Ora, ábrete a Dios y despacha el tema a discernir, cuando oras cambia tu forma de ver las cosas y encuentras luces muy claras para decidir bien.

4.     Disponibilidad. Pide una orientación y un consejo a quien realmente puede ayudarte, aunque te sea difícil hablarlo. Muestra tu deseo de hacerlo tuyo y actuar en primera persona.

5.     Paz interior. Que aquello que has decidido siempre sea lo bueno o mejor, aunque a veces supone sacrificios. Déjalo todo en las manos de Dios y ten confianza. El resultado siempre será que tendrás paz, que es fruto de la guerra y la batalla personal en mejorar.

¿Quieres discernir y decidir bien? Escucha, reconoce el signo, ora, pide una orientación y que todo te lleve a la paz.

P. Arnaldo Alvarado

jueves, 14 de octubre de 2021

¿Cómo expresar lo profundo con sencillez?

 

Foto: Printerest

 

Del evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla”.

Una de las características que Jesús se atribuye así mismo es la mansedumbre y la humildad. El ejemplo lo tenemos aquí mismo cómo Jesús utiliza las palabras y se dirige al Padre.

El signo de un alma fina es la sencillez, transparencia y la capacidad de decir cosas profundas en palabras sencillas. La sencillez implica que se necesita ayuda de Dios y de los demás. Se evita todo tipo de complicaciones.

Aquí claro ejemplo son los niños. Ellos reconocen en papá y mamá como su máxima seguridad, confían en ellos y odo se los cree. Mientras están junto a sus padres están felices y se expresan con total sencillez.

Cuando realmente confías y abandonas todo en las manos de Dios y pones en Él toda tu seguridad, haciendo lo que te corresponde, encontrarás paz, serenidad, sencillez. Los agobios y ansiedades es el resultado de tenerlo todo controlado y el miedo a perderlo.

Entonces, hay dos maneras de ver el mundo. Con los ojos de la soberbia, esto es atribuir logros nada más que al esfuerzo personal y que la persona se basta a sí misma, no necesita de nadie. Esto es, se pretende apoderar de todo e incluso con la minusvaloración de otros.

Por otro lado, está la humildad o sencillez, es la actitud por la cual se reconoce que todo es gracia de Dios incluso lo inesperado, hay aceptación y se asume la responsabilidad, se hace todo lo que está al alcance, los aportes de los demás son importantes, se acepta que se puede seguir mejorando.

¿De qué manera podrías mejorar tu sencillez?

·       Escuchar los buenos consejos, sugerencias y además interiorizarlo, esto es hacerlo propio

·       Proponerse ser libre, siendo mejor, sin comparaciones

·       Expresar con sinceridad lo que te pasa, empezando por aquello que más te cuesta decir o no quieres que se sepa.

·       Dejarse ayudar

·       Tomar conciencia que todo lo que se tiene es para estar bien y ponerse en disposición de servicio

·       Agradecer las correcciones y puntos de mejoras

·       Mantener el espíritu deportivo en superar pecados, errores y defectos. No darte por vencido.

·       Siempre muy agradecido. Confianza y seguridad total en el Señor

P. Arnaldo Alvarado

jueves, 7 de octubre de 2021

El demonio ¿Cómo superar las tentaciones?

 

Foto: Aleteia


Del evangelio según san Lucas, 11, 15-26.

En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:

«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.


¿Quiénes son los demonios? Son ángeles, seres espirituales que se hicieron malos. Eligieron rebelarse contra Dios y no servirlo. Caídos por su orgullo, en el inicio de la creación eligieron no servir a Dios.

En la biblia aparece con distintos nombres como lucifer, satanás, la bestia, diablo, etc. Los demonios son criaturas. Por tanto, están limitados, no tienen el poder que quieren mostrar.

Ellos actúan por envidia, pues les entristece que personas humanas amen a Dios, progresen en el bien y estén alegres; también son soberbios ya que quieren usurpar el poder que no les pertenece. Tientan a ser humano para apartarlo del buen camino y del reino de Dios.

Tiene como estrategia hacer olvidar que existen. Están sueltos. Es el padre de la mentira. Sus signos se hacen presente donde hay rencor, ira, desunión, envidia, grupos satánicos, homicidios, clínicas de la muerte, odio a Dios y a las personas.

Recuerdo durante la pandemia un dibujo que circulaba por las redes presentaba al diablo que decía a Dios, “mira te he cerrado las iglesias” y se reía, mientras que Dios le respondía, “pero se han abierto muchas, allí en los hogares y las familias, pues son iglesias domésticas”.

¿Cómo resistir las tentaciones y los embates del enemigo? Estos son los medios

·       Oración, como diálogo abierto, sincero y confiado en el Señor de modo constante. Especialmente el Padre Nuestro.

·       Humildad. Saber que somos frágiles. El demonio es superior al hombre, pero Dios nos da fuerzas para vencerlo. Con las tentaciones no se negocian. La sinceridad es clave. Te quita la vergüenza para caer y te devuelve cuando buscas solución. Se trata de huir de las ocasiones de pecar. No digas es la última vez.

·       Amor a María, la Madre de Dios.

·       Amor a la Eucaristía y llevar la cruz de cada día con gozo

·       Obras de caridad

·       Pedir ayuda a tu ángel de la guarda y a san Miguel Arcángel.

Puedes superar las tentaciones con tu valentía y los auxilios de Dios. El demonio ha sido vencido por Cristo. Con fe, libertad buena y oración todo es posible.

Buen día.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Hablar sana

 


Foto: AMOG

“Hablar sana”

Del evangelio según san Lucas 10, 13-16

En aquel tiempo Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

Estamos en el primer día de un mes tan especial, al menos en el Perú, es el mes morado del Señor de los Milagros y del santo Rosario. Son días bendecidos y hagámoslos grandes.

Volvamos al evangelio. En este pasaje Jesús usa un lenguaje de advertencia y asombro hacia los oyentes. El tema es que Corazaín y Betsaida eran ciudades de Galilea donde Jesús hizo milagros como multiplicar los cinco panes y los dos peces, caminó sobre las aguas, devolvió la vista a un ciego.

El problema está en que los ciudadanos no reconocieron a Jesús y por tanto no se cumplió lo que Dios esperaba de ellos. El milagro es un signo de Dios, una palabra que transforma y se hace obra. Jesús les echa en cara la incredulidad y dureza para creer de esta gente. ¿Crees y aceptas con prontitud lo que Dios te pide?

Se cree y se tiene confianza cuando se escucha. Esto implica que cuando algo se ve o se oye hay que darle importancia sea para mejorar, corregir o ayudar. Estamos en la sociedad de la información. Prácticamente los datos nos superan, nos falta tiempo para estar al día en todo.

Escuchar es una actitud activa de reconocer que el mensaje que Dios y personas buenas me comunican son valiosos para mí y puedo interiorizarlo, hacerlo más profundo, para desde allí entablar un diálogo.

Fíjate que Dios nos ha hablado y nos escucha. Su palabra nos sana. Si nosotros le hablamos a Dios en la oración también nos sanamos. Si hablamos de aquello que nos supone sufrimiento a alguien que puede ayudarnos nos sanamos.

El agua por naturaleza debe correr, fluir, ya que si está estancada se estropea y huele fatal. Hoy más que nunca necesitamos escuchar y hablar desde la profundidad de nuestro ser ¿Cómo podemos mejorar nuestra escucha y nuestra comunicación con Dios y los demás? Te sugerimos:

·       El silencio: procura tener un silencio edificante para escuchar, reflexionar y sacar propósitos.

·       Lectura: leer es el alimento del alma. Tienes la biblia, un libro de estudio, obra literaria, escritos espirituales, biografías.

·       Ora: habla de corazón a corazón con Dios que es tu Padre. Su palabra te sana.

·       Expresa a tiempo lo que sientes, no dejes que se estanque. Crea un espacio para forjar tu interioridad en la dirección espiritual.

·       Escucha música clásica y buena música.

·       Desconéctate. Educa el uso y acceso al mundo digital y las redes. Dale sólo el tiempo necesario. Imagínate vas al restaurant y todo el tiempo te pones a comer.

·       Concéntrate en lo que haces y ámalo.   

Cuando Dios habla y lo escuchamos también en sus signos su palabra nos sana. Buen día.

 

jueves, 23 de septiembre de 2021

¿Cómo puedo confiar en Dios?

 

Foto: Los valores

Del evangelio según san Lucas 9, 18-22.

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:

¿Quién dice la gente que soy yo?

Ellos contestaron:

Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Él les preguntó:

Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: el Mesías de Dios.

Confiar significa dejar con toda seguridad lo que te pasa en otra persona. Veamos los detalles de confianza que Jesús tiene con sus apóstoles, como orar con ellos y saber  qué esperan de Él ellos mismos y las demás personas.

Jesús es Dios. Es la segunda persona de la santísima Trinidad. ¿Te das cuenta de que Dios confía en ti? Sí, y lo ha hecho desde el primer instante de tu existencia. Dios ha pensado en ti, te ha amado y te ha creado libremente y por amor. Eres parte de un proyecto, no de la casualidad. Y aquí estás.

En la circunstancia que te encuentres es bueno que te preguntes ¿Estoy a la altura del sueño o proyecto de Dios? ¿Qué me lo impide? Allí surge la confianza en Dios, en dejarlo todo en sus manos, especialmente aquello que más te agobia, poner de tu parte sin desesperar lo que te corresponde para salir, darle sentido a lo que te pasa, mantener la serenidad de que Dios siempre estará de tu parte, aunque lo que experimentes sea muy duro y que nunca lo esperabas.

Ten paciencia, ten seguridad en el Señor. ¿Por qué pretendes hacer el tiempo de Dios como si fueran tuyos? Persevera con alegría y resiste con firmeza, todo pasará con la gracia divina y tu colaboración. Mira de todo sacarás mucho bien ¿acaso no lo ves?

Recuerda que Jesús te hace en esos momentos alegres o duros ¿Quién soy yo para ti? ¿Qué puedo hacer? Dile como Pedro: Tú eres el mesías. Es decir, tú eres mi Dios, mi Señor, mi salvador, gracias por darme tantas alegrías, perdona mis indiferencia y de las dificultades me sacarás no sé cuándo pero lo harás, confío en ti.

Teresa de Jesús dijo: Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,

Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,

quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.

Buen día.

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