Vaticano
Hace más de tres meses
nuestros planes eran otros. Hoy nos adecuamos a la realidad, no nos quejamos,
sino que aceptamos y ponemos lo mejor de nuestra creatividad para vivir la
semana santa. Nos gustaría estar en la celebración litúrgica para palpar, ver e
introducirnos en la atmósfera de la gracia divina, pero tenemos como tarea poner
más intensidad todavía en celebrar la semana santa por los medios de
comunicación, internet, etc.. Ahora la Iglesia doméstica, la familia, es la
clave para crear el clima de oración. Aquí algunas consideraciones.
La semana santa son los
días que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Es el corazón
del año cristiano cuyo centre es el triduo pascual. Inicia con el domingo de
Ramos en la pasión del Señor y concluye el domingo de resurrección. Es toda una
semana dedicada a celebrar las acciones de Dios por la salvación del hombre acontecidas
en los últimos días del Señor Jesús. Cada día se conmemora algo especial de la
vida de Cristo.
El triduo pascual formado
por los días: viernes santo, sábado santo y domingo de resurrección. Esto es Cristo
muerto, sepultado y resucitado. En estos días actualizamos todo lo que hizo
Dios por nosotros: institución de la Eucaristía, el sacerdocio, la caridad, pasión
y muerte, sepultura y la Resurrección de Cristo. Veamos día por día.
El domingo de Ramos celebramos la entrada triunfal de Cristo en
Jerusalén y el anuncio de su pasión. El lunes, martes y miércoles santo hacemos
memoria respectivamente de la unción en Betania, del anuncio de la traición de
Judas y del hecho mismo de la traición.
El jueves santo conmemoramos la institución de la Eucaristía, el
sacerdocio y el mandato de la caridad. Jesús instituye todo esto en la última
cena. De esta manera anticipa su pasión de tal modo que recibir la Eucaristía
es participar del sacrificio de Cristo en la cruz. De allí que cada misa es una
actualización del acto redentor.
El viernes santo es un día de ayuno y abstinencia. La Iglesia
conmemora la pasión y muerte del Señor. Además, recuerda que ella nace del
costado de Cristo muerto en la cruz. También es un día especial porque se ora por
toda la humanidad y por todas las necesidades.
El sábado santo es el día del silencio ante la sepultura del Señor. La
iglesia medita la muerte de su Señor. Es el día de la esperanza. Con la vigilia pascual y el domingo celebramos
la resurrección del Señor. Cristo ha resucitado y vive con nosotros. Como
cristianos tenemos el compromiso de celebrar la Pascua con el Señor.
¿Qué significa celebrar
la pascua?
Significa celebrar mi
salvación y la salvación del mundo. Entonces tomarlo como paso, transformación,
cambio para cosas buenas; por ejemplo, proponerte en acudir con frecuencia a la
santa Misa; si no te gusta ayudar en casa o a los más necesitados, ahora te
esfuerzas por pensar en los demás. Si hay heridas en el alma, ahora perdonas y oras
por los que te han hecho el mal. Si estás en pecado, ahora recuperas la gracia
y el buen semblante.
¿Cómo puedo celebrar la
Semana Santa?
1) Participar (en
esta ocasión tendrás que seguir por los medios) en las celebraciones litúrgicas.
Dios nos ama con locura y por eso da su vida en la cruz. Dice san Pablo,
“Cristo se entregó por mí, murió por mí”. Entonces ¿qué puedo hacer por Él?
2) Dar
el paso. Haz una buena confesión, pide perdón a Dios. Él perdona porque ama. Si
no estás tranquilo y con paz es que te falta el perdón y reconciliación.
Conviértete, encuentra la paz, siéntete amado y vive feliz. Además, fija un propósito
de cambio en tu vida.
3) Vivir
la semana santa como un personaje más, un partícipe. No caigas en la tentación
de ser un espectador. Dedícale tiempo, preparación, recogimiento, oración,
ayuno, caridad (piensa en los demás). Que se note que celebras la semana santa.
Deseo a todos una gozosa semana santa. Dios les bendiga.
P. Arnaldo Alvarado
Seminario
Mayor de Cañete - IESPPSJ