EL MAL Y LA ESPERANZA DE UN MUNDO NUEVO
Nos encontramos en una situación histórica especial. Realmente estamos sorprendidos de lo que los seres de lo que somos capaces. La civilización ha alcanzado cotas tan altas en el progreso científico y tecnológico especialmente mas eso no es todo.
Casi
tenemos el deseo de buscar otro lugar fuera del planeta tierra donde vivir
mejor. Es un momento apasionante el que nos toca vivir; a su vez apreciamos
como si una nube gris cubriera el horizonte y esto nos sorprende más. Vivimos
momentos tensos a nivel personal y global.
La razón nos
dice que debe existir el autor del bien y que debe ser sólo del bien no del
mal; y además que debe ser un solo principio. Existe el bien pero también
convivimos con el mal. Entonces ¿cuál es el origen del mal? El mal nace de la ausencia
de bien; es privación. Su existencia está en relación al bien ausente. Porque
el mal como cosa en sí –ontológico- no puede darse.
Intentemos
decir algo sobre el mal. Ahora bien el mal puede ser debido a distintas causas:
desastres naturales y los causados por la libertad humana. Con respecto a lo
primero nos llama la atención los terremotos, virus, malarias, inundaciones,
etc. Esto podríamos entenderlo a primera vista en cuanto que la naturaleza
tiene un orden y salir de ese ámbito siempre será desastroso para el hombre.
Esos males no lo buscamos ni lo elegimos; pero tal vez sí lo provocamos.
El mal
causado por la libertad del hombre siempre dejará explicaciones pendientes ¿por
qué?. Para percatarnos de esta realidad basta revisar los medios de
comunicación que fácilmente se presentan como canales de difusión de estas
noticias. Notamos cómo la cultura del mal (de la muerte) se convierte en un
imperio que conquista nuevas tierras. Cada vez el viral del mal como si
multiplicara sus versiones en distintos ámbitos. La causa de todo esto es el
mismo hombre.
Si en los
inicios de todo el universo salió bueno y perfecto entonces algo ocurrió en el
tiempo. El mal sólo puede aparecer en el tiempo. Tenemos que acudir a la
teología que tiene más autoridad a este nivel. Con razón la teología habla de
la causa del mal en el pecado original que consistió en el rechazo al plan de
Dios sobre la creación y el mismo hombre especialmente. Esa nueva condición de quiebra
supone una ruptura en cuatro ámbitos: personal, social (con los demás), con la
creación y con Dios mismo. Se perdió la armonía y la belleza original. Esta
realidad nos explica la situación del hombre que está propenso a administrar
mal su libertad. Si no hace actos de virtud puede errar y fallar.
Después de
todo siempre hay una esperanza en un mundo mejor sin desentendernos del
presente. Lo que queda es pues ahogar el mal en abundancia de bien entonces. La
presencia del redentor y salvador hace falta necesariamente para que la
esperanza se cumpla. Tal debe ser una persona humana y divina y no puede ser
otra realidad. Entonces sí el bien debe triunfar, la creación debe llegar a un
orden nuevo después de la historia.
P. Arnaldo Alvarado
Jr. Unanue 300 – Cañete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario