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viernes, 26 de febrero de 2021

La fraternidad

 


Fotos: Loyola and news

Han oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo les digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.

Esta manera de enseñar de Jesús es con autoridad. Jesús da plenitud y cumplimento a todas las enseñanzas del antiguo testamento. Pero hay una clara novedad. Ahora las cosas se hacen a imitación de quién nos precedió en amar y nos dio ejemplo.

Hay momentos de la vida en que necesitamos una briza refrescante en medio de momentos calientes. El Señor es el remanso de paz que necesitamos. En efecto, Jesús nos invita a ensanchar nuestra forma de ver, pensar y tratar a los demás.

Lo establecido, las normas, las costumbres no es suficiente. La fraternidad humana tiene una base que está en el parentesco, la cristiana se fundamenta en el bautismo y la universal en que somos personas y con la misma dignidad.

Siendo parte de la misma familia somos diferentes en talentos, cualidades, bondades y también los errores. Nadie está predeterminado. La libertad nos hace romper con todos los lazos para crecer en fraternidad.

¿Qué actitudes puedo asumir para fomentar la fraternidad? El papa Francisco recomienda el diálogo: “Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo “dialogar”” (Fratelli tutti, 198).

¿Cómo reaccionas cuando en tu familia, tus propios hermanos hay incomprensiones, palabras hirientes, hechos que te hacen sufrir, malos entendidos? Es bueno aceptar que eso puede pasar también. Pero que debe ser corregido. Es el momento de ayudarse.  Se trata de alejarse de la tentación de matar con la palabra, la mirada, el pensamiento y el corazón.

¿Te comprometes a vivir la fraternidad auténtica? Recuerda “Los hermanos ayudados por sus hermanos son como una ciudad amurallada quién la podrá destruir”  

P. Arnaldo Alvarado

sábado, 20 de febrero de 2021

Libertad y desprendimiento

 


 

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:

«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Jesús les dijo:

«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».

Este pasaje del evangelio requiere un esfuerzo para entenderlo. Vamos paso a paso.

Primero, la figura del esposo o novio en el lenguaje bíblico hace referencia a la presencia muy estrecha de Dios con su pueblo.

Segundo, Jesús con sus palabras nos invita a seguirlo con toda libertad. Él es el amigo, hermano, compañero. Lo único que desea es que estés bien, con la alegría de tener un amigo que sí te entiende y valora. Es más, Él es la fuente de la libertad. Si hacemos algo tiene que ser libremente y por amor. Hacer las cosas para Dios y las personas por obligación puede convertirse en algo frío, calculador y demasiado formal. Si quieres amar has los compromisos con amor.

Tercero, el ayuno es la privación del alimento o bienes, siempre que haya condiciones para hacerlo, con toda libertad y con el deseo de desprenderse incluso de lo necesario. Hoy el ayuno que puedes hacer es: moderar el uso de internet, TV, redes sociales, educar el deseo compulsivo de búsqueda de información o seguir desinformaciones, centrarte en los temas de tu responsabilidad, tener el espíritu desprendido de todo aquello que te hace sufrir o haces sufrir a los demás.

¿Te animas a vivir la realidad de cada momento? ¿Sabes que tienes alguien que te acompaña e incluso sin darte cuenta y es Jesús el Señor? En esta cuaresma ¿Cómo te propones vivir el ayuno?

P. Arnaldo Alvarado

martes, 19 de enero de 2021

Educación e historia

 


Foto: Pinterest

Educación e historia. Un caso a estudiar Luis Felipe Alarco (Lima, 1913-2005)

Cuando se diserta sobre educación falta el tiempo para exponer las razones del acierto o fracaso. Basta una mirada exploratoria hacia los resultados de la prueba PISA para continuar con ríos de tinta. Esto implica que la educación es el espacio que mejor refleja el ecosistema de la vida y forma de vivir especialmente de las personas. El pensamiento sapiencial, es decir, aquella mentalidad de analizar mediante causas profundas y asumir actitudes directivas hacia la búsqueda de fines últimos es clave para encontrar más luces en el camino de cómo educar bien.

El Perú no se entiende sin la educación. Me gusta la filosofía y debo decir que desconozco autores y aportes que estudiado en profundidad son trabajos importantes que han quedado en el olvido del tiempo. En efecto, la filosofía en el Perú, por ejemplo, ha tenido relevancia desde los inicios de establecimientos de centros de formación a partir del siglo XVI. ¡Cuánto desconocimiento hay sobre el encuentro de las dos culturas tanto la europea como la oriunda!

Es fácil caer en actitudes partidistas para querer olvidar todos los trabajos desde la época de la conquista y período colonial. Nunca se empieza de cero. La cultura nativa del Perú antiguo tenía mucho que ofrecer. Sin distorsionar la verdad de los hechos me parece más interesante, para analizar una cultura, la perspectiva de la simbiosis. Lógicamente el paso del tiempo implica de por sí continuas mejoras y nuevos aires.

Tal es así que tenemos en el ámbito académico e intelectual peruano grandes aportes que es bueno rescatar. ¡No es justo dormirse en los laureles pensando que solo el hoy, de una década o siglo es lo rescatable! ¡No es justo esa idea! ¡Cuánto se tiene que vitalizar la memoria histórica! He tenido la fortuna de encontrar la obra de Luis Felipe Alarco. Me ha parecido realmente impresionante la lucidez de su pensamiento y aún más podría brindar aportes para entender y hacer que la educación en el Perú, en este caso, cobre nueva esperanza.

Con frecuencia atribuimos los logros y deficiencias de nuestra educación peruana a los docentes, es decir, a quienes se dedican al trabajo educativo como profesión. Es verdad que allí recae también la responsabilidad personal. Pero esa visión es parcial. Hay que abrir el abanico de investigar más a fondo los temas, además con una postura sistémica, integrada, confiada y que comienza por lo concreto.

Volvamos en el discurso a Luis Felipe Alarco. El filósofo peruano en su obra Lecciones de filosofía de la educación (1949, 1960 y 1965), nos abre ventanas para obtener bocanadas de respiro y no desfallecer por la asfixia de las críticas en el intento de mejorar nuestra educación. A continuación, menciono las siete maneras de entender a los educadores y, por tanto, la educación, como aquella que configura el perfil, personalidad y madurez de los educadores.

  1. Hombres cotidianos. Todo ciudadano de la condición, cultura, credo que sea.
  2. Personas anónimas. Aquellos que están detrás de las pantallas, páginas digitales y nos presentan la realidad en imágenes y pueden ser los periodistas, escritores, artistas.
  3. Los profesores. Quienes hacen de la educación una profesión, cuyo núcleo capital de su vida es educar.
  4. Los teóricos de la educación. Los diversos pensadores y gestores del conocimiento, particularmente aquellos dedicados a la investigación. La búsqueda de unidad e integración de los saberes puede ser la clave para el desarrollo y es la tarea pendiente.
  5. Las personalidades de la época. Influyen con su vida; si son buenas fortalecen la tarea educativa, si son malas dificultan. Por naturaleza somos imitadores.
  6. Personalidades de la historia.  Que se rememora en las celebraciones cívicas y religiosas. Es importante que conozcamos quienes nos precedieron y recordemos sus aportes a la sociedad.
  7. Grandes maestros. Particularmente quienes trascienden el tiempo y la cultura. Ellos son Jesús, Buda, Sócrates. Evidentemente cuánto más se considera el valor concedido a la razón y su apertura a lo trascendente del ser humano la ruta maestra trazada es mejor.

Según la lista son los primeros cinco especialmente quienes protagonizan en los resultados de nuestra educación, pero hay que mirar el contexto de ayer y hoy también. Esto significa que si queremos mejorar la educación que se tome en serio cada uno en la situación que esté. No gastemos más tiempo en discusiones, lamentos, desolaciones prolongadas. No se escatime esfuerzos en conocer a fondo, a propósito del bicentenario, los personajes de diversos ámbitos que hicieron el Perú. Convencernos y persuadir son tareas pendientes. La manera de educar cambiará cuando cambie yo y cambies tú. Ellos lo hicieron y podemos seguir sus huellas.

Arnaldo Alvarado

Docente de filosofía SSJ-IESPPSJ

arnaldo.alvar@gmail.com

jueves, 17 de diciembre de 2020

Sentido de la navidad: Dios nace y es real

 


El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo (Mt 1, 18-24).

Uno de los aspectos importantes de la biblia es que es muy realista en el relato de los hechos. Por ejemplo, los escritores de los evangelios que narran la concepción, nacimiento e infancia de Jesús son cuidadosos en poner detalles históricos, culturales y personales de Jesús, José y María.

José y María eran prometidos y por nada del mundo podía vivir juntos hasta el desposorio. En las culturas semitas es tan alto el valor de la persona y su matrimonio que debe procederse con seriedad y compromiso.

Este acontecimiento se llama el hecho de la Encarnación. Significa que el Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, sin perder su condición divina asume la naturaleza humana y se hace hombre en las entrañas purísimas de María.

¿Cómo explicarlo? Ante tan gran misterio siempre podemos decir algo. Podría ser algo así como el rayo del sol ingresa a la sala atravesando el vidrio y sin deteriorarlo. En efecto, el Nacimiento de Jesús no deterioró la integridad virginal de María.

Este es el gran acontecimiento de la Navidad. Ya estamos muy prontos para recibir al Niño Dios ¿Cómo te preparas? Tienes una oportunidad para hacer una buena reconciliación con Dios mediante la confesión, con tu familia por el perdón, con personas a quienes hayas fallado. Además de hacer obras caritativas.

Tiempo de navidad es tiempo de paz, perdón, reconciliación, esperanza y de familia. ¿Te animas a decorar lo más profundo de tu personalidad? ¿Fomentas ambientes de adviento y navidad en tu hogar? ¿Has hecho ya tu belén o nacimiento en casa? Todos estos detalles realízalo con toda tu familia.  

P. Arnaldo Alvarado

miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Cuándo será el fin de los tiempos?

 



“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, consternadas por el estruendo del mar y de las olas; y los hombres perderán el aliento a causa del terror y de la ansiedad que sobrevendrán al mundo” (Lc 21, 20-28).

Jesús nos da a conocer cómo serán los acontecimientos previos a su segunda venida al final de los tiempos. Este mundo se acabará cuando Dios lo quiera ¿Hay alguna fecha? No. Nadie sabe el día ni la hora, pero el mundo llegará a su fin.

Antes habrá señales previas como acontecimientos cosmológicos (físicos), negación y rechazo de Dios, males naturales y morales tan atroces, persecuciones a la gente buena, la Iglesia y a los cristianos. El mal parece que triunfara pero no, será Cristo quien instaure la justicia, verdad y libertad que ahora tanto anhelamos.

Nada material puede ser perenne. Todo lo que es materia está sometido al desgaste, la división, deterioro. Por ejemplo, los científicos hablan que el sol tiene una duración de 5 mil millones de años, luego apagará su luz.

¿Hay algo malo del cuál te has hecho cómplice o autor que debes corregir? ¿Cómo vives este tiempo que Dios te concede? ¿Estás agradecido con Dios por todas las oportunidades que tienes? ¿Te quejas de que las cosas no van como te gustaría?

En efecto es hora de que te des cuenta que el tiempo pasa y tienes que ponerte las pilas para aprovecharlo y hacer mucho bien. Recuerda que hay una segunda venida del Señor y con ella el fin de los tiempos.

P. Arnaldo Alvarado

miércoles, 18 de noviembre de 2020

¿Puede Dios llorar?

 


“Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!” (Lc 19, 41-44).

Este pasaje del evangelio narrado por Lucas es impresionante. Pues expresa el realismo de la naturaleza humana y divina en la única persona de Jesús. Realmente Cristo es el rosto del Dios viviente que busca al ser humano y lo rescata de la miseria.

Jesús se asombra de la incredulidad del pueblo elegido. Qué no ha hecho Dios a lo largo de la historia por Israel. La ingratitud, rechazo y la falta de fe conmueven a Cristo. De esta manera Jesús se hace parte del dolor que padecerá la población y la ciudad como consecuencia de su falta de fe.

Jesús profetiza la suerte de la incredulidad. En efecto en los años 70 Jerusalén fue destruida por la invasión de los romanos. No quedó piedra sobre piedra. Apartarse del bien, la justicia y la libertad verdadera siempre es un deterioro de la persona y la condena al sufrimiento está asegurada por la misma persona que es autor del mal.

No querer aceptar a Dios y los signos del mesías significa que no se acepta la salvación. Alguien dijo “para el que quiere creer tengo muchas razones, para el que no ninguna”. ¿Cómo valoras la fe y las verdades que Dios ha comunicado y la Iglesia lo enseña? ¿Profundizas e interiorizas la fe? ¿Acaso es el orgullo, la soberbia aquello que te aleja?

En la historia de las religiones no se encuentra un Dios que pueda mostrar compasión ante la miseria humana. Mucho menos un Dios que asuma el pecado y lo perdone. Esto sólo pasa en Cristo que llora por la autodestrucción de la persona y hace todo lo posible para rescatarla.  

¿Qué podrías hacer para ser un creyente? Agradece y pide a Dios que te aumente la fe, interioriza y forma tu fe, mira a Jesús como Dios, hermano y amigo, abre tus puertas al diálogo con Dios mediante la oración.  

P. Arnaldo Alvarado

jueves, 12 de noviembre de 2020

¿Qué viene inmediatamente después de la muerte?

 



“Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca entonces llegó el diluvio y acabó con todos…Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre” (Lc 17, 26-37).

Con estas palabras el Señor nos invita a vivir este tiempo con conciencia recta y responsabilidad. Estamos de paso, nuestra vida después de la muerte entrará a la eternidad. Si hemos muerto con paz y amigos de Dios estaremos en el Cielo; si aún nos ha faltado algo más iremos al purgatorio pero con la esperanza de llegar al Cielo.

Pero si nuestra vida ha sido de odio, venganza, soberbia, atropellos a la dignidad de la persona, ofensas a Dios y sin cambios ni arrepentimientos ya se vive el infierno y si así morimos nos espera la condenación donde no está Dios y todo es egoísmo, es el infierno.

Por tanto, hay dos juicios por los que pasa el hombre: el primero, inmediatamente después de la muerte tenemos el juicio particular con Dios, cada uno seremos juzgados, no importa aquí la condición, nos presentaremos ante Dios. Él será justo.

El segundo juicio es el final, cuando pase el mundo, al fin de los tiempos y será público. Se revelará a los ojos de todos nuestro más profundo ser y obrar de nuestra historia. Allí se resplandecerá públicamente lo bueno y malo que hemos hecho. El juicio final ratifica la situación del primer juicio.

En estos días tan movidos en el Perú como ciudadanos mantengamos el orden, el respeto, la paz, el bien de todos, construyamos puentes. No podemos ser gestores, ni autores, ni cómplices de las violencias en las calles. Hay derecho a la protesta por motivos justos, pero también los demás tienen derechos: propiedad privada, seguridad, vida, libertad.

Asumamos la vida con responsabilidad. Si hay actitudes que cambiar ya es hora de hacerlo. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Siempre hay perdón.

P. Arnaldo Alvarado

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