Familia espacio para la civilización y misericordia
Hemos nacido en una familia. Ella
es un canal que nos lleva por una tradición, un pueblo, un país, una
civilización. Es más, sin temor a equivocarme, es el único espacio para
continuar, transmitir y enriquecer toda la civilización recibida.
Dios nos ha llamado desde una
familia para una familia más grande: la Iglesia. Esa es la realidad de la
Iglesia, una familia muy grande cuya raza es la de los hijos de Dios, la ley la
caridad y el espacio temporal el “aquí” con esperanza de la eternidad en el más
allá.
Lo propio de una familia es que
realmente somos distintos unos de otros y la diferencia es una riqueza. De las
variedades de flores que existen en el campo se hace un impresionante aroma y
arreglo floral. Entonces consideremos a
los otros como un don, un regalo. Sí, la persona humana sea cual sea su
condición es una dádiva divina y una responsabilidad nuestra.
En la familia se desea el bien para
todos. Eso es propio del corazón humano bello. Sí, para el que está al lado,
comparte el living, la cocina, la casa, vive contigo. ¿Cómo podrías hacer de tu
familia un espacio para la civilización? Considero que son tres los puntos debe
apuntarse: responsabilidad, fraternidad, comunión.
Responsabilidad: Da respuesta de tu vocación, de tus estudios, de tus
encargos; anda por delante, pastorea, dirige, sé mayor y considérate útil para
los otros.
Fraternidad: vive las obras de misericordia espirituales, esto
es: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al
que está en el error, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con
paciencia los defectos de los demás, rogad a Dios por los vivos y los difuntos.
Comunión: la familia es unidad, esa unidad crea futuro y da esperanza
para la civilización. Los hermanos y los miembros de la familia formamos sobre
todo una unidad.
P. Arnaldo Alvarado
Docente de filosofía SSJ-IESPPSJ
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