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miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Cuándo será el fin de los tiempos?

 



“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, consternadas por el estruendo del mar y de las olas; y los hombres perderán el aliento a causa del terror y de la ansiedad que sobrevendrán al mundo” (Lc 21, 20-28).

Jesús nos da a conocer cómo serán los acontecimientos previos a su segunda venida al final de los tiempos. Este mundo se acabará cuando Dios lo quiera ¿Hay alguna fecha? No. Nadie sabe el día ni la hora, pero el mundo llegará a su fin.

Antes habrá señales previas como acontecimientos cosmológicos (físicos), negación y rechazo de Dios, males naturales y morales tan atroces, persecuciones a la gente buena, la Iglesia y a los cristianos. El mal parece que triunfara pero no, será Cristo quien instaure la justicia, verdad y libertad que ahora tanto anhelamos.

Nada material puede ser perenne. Todo lo que es materia está sometido al desgaste, la división, deterioro. Por ejemplo, los científicos hablan que el sol tiene una duración de 5 mil millones de años, luego apagará su luz.

¿Hay algo malo del cuál te has hecho cómplice o autor que debes corregir? ¿Cómo vives este tiempo que Dios te concede? ¿Estás agradecido con Dios por todas las oportunidades que tienes? ¿Te quejas de que las cosas no van como te gustaría?

En efecto es hora de que te des cuenta que el tiempo pasa y tienes que ponerte las pilas para aprovecharlo y hacer mucho bien. Recuerda que hay una segunda venida del Señor y con ella el fin de los tiempos.

P. Arnaldo Alvarado

miércoles, 18 de noviembre de 2020

¿Puede Dios llorar?

 


“Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!” (Lc 19, 41-44).

Este pasaje del evangelio narrado por Lucas es impresionante. Pues expresa el realismo de la naturaleza humana y divina en la única persona de Jesús. Realmente Cristo es el rosto del Dios viviente que busca al ser humano y lo rescata de la miseria.

Jesús se asombra de la incredulidad del pueblo elegido. Qué no ha hecho Dios a lo largo de la historia por Israel. La ingratitud, rechazo y la falta de fe conmueven a Cristo. De esta manera Jesús se hace parte del dolor que padecerá la población y la ciudad como consecuencia de su falta de fe.

Jesús profetiza la suerte de la incredulidad. En efecto en los años 70 Jerusalén fue destruida por la invasión de los romanos. No quedó piedra sobre piedra. Apartarse del bien, la justicia y la libertad verdadera siempre es un deterioro de la persona y la condena al sufrimiento está asegurada por la misma persona que es autor del mal.

No querer aceptar a Dios y los signos del mesías significa que no se acepta la salvación. Alguien dijo “para el que quiere creer tengo muchas razones, para el que no ninguna”. ¿Cómo valoras la fe y las verdades que Dios ha comunicado y la Iglesia lo enseña? ¿Profundizas e interiorizas la fe? ¿Acaso es el orgullo, la soberbia aquello que te aleja?

En la historia de las religiones no se encuentra un Dios que pueda mostrar compasión ante la miseria humana. Mucho menos un Dios que asuma el pecado y lo perdone. Esto sólo pasa en Cristo que llora por la autodestrucción de la persona y hace todo lo posible para rescatarla.  

¿Qué podrías hacer para ser un creyente? Agradece y pide a Dios que te aumente la fe, interioriza y forma tu fe, mira a Jesús como Dios, hermano y amigo, abre tus puertas al diálogo con Dios mediante la oración.  

P. Arnaldo Alvarado

jueves, 12 de noviembre de 2020

¿Qué viene inmediatamente después de la muerte?

 



“Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca entonces llegó el diluvio y acabó con todos…Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre” (Lc 17, 26-37).

Con estas palabras el Señor nos invita a vivir este tiempo con conciencia recta y responsabilidad. Estamos de paso, nuestra vida después de la muerte entrará a la eternidad. Si hemos muerto con paz y amigos de Dios estaremos en el Cielo; si aún nos ha faltado algo más iremos al purgatorio pero con la esperanza de llegar al Cielo.

Pero si nuestra vida ha sido de odio, venganza, soberbia, atropellos a la dignidad de la persona, ofensas a Dios y sin cambios ni arrepentimientos ya se vive el infierno y si así morimos nos espera la condenación donde no está Dios y todo es egoísmo, es el infierno.

Por tanto, hay dos juicios por los que pasa el hombre: el primero, inmediatamente después de la muerte tenemos el juicio particular con Dios, cada uno seremos juzgados, no importa aquí la condición, nos presentaremos ante Dios. Él será justo.

El segundo juicio es el final, cuando pase el mundo, al fin de los tiempos y será público. Se revelará a los ojos de todos nuestro más profundo ser y obrar de nuestra historia. Allí se resplandecerá públicamente lo bueno y malo que hemos hecho. El juicio final ratifica la situación del primer juicio.

En estos días tan movidos en el Perú como ciudadanos mantengamos el orden, el respeto, la paz, el bien de todos, construyamos puentes. No podemos ser gestores, ni autores, ni cómplices de las violencias en las calles. Hay derecho a la protesta por motivos justos, pero también los demás tienen derechos: propiedad privada, seguridad, vida, libertad.

Asumamos la vida con responsabilidad. Si hay actitudes que cambiar ya es hora de hacerlo. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Siempre hay perdón.

P. Arnaldo Alvarado

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